Cambiar la voz de una banda no es algo tan simple de asimilar: es un impacto emocional para los fans y un salto al vacío para quien ocupa el lugar vacante. Eso pasó con Agapornis, el grupo de La Plata que supo hacerse dueño de las fiestas al convertir covers en hits bailables. Después de una década con Melina Lezcano al frente, y el breve paso de otra cantante, Juliana Gallipoliti es la nueva vocalista.
Y, si bien ya lleva casi dos años en ese rol, al principio tuvo que sortear algunos obstáculos. Los rumores no tardaron en hacerse oír: ¿Hubo mala onda con Melina? ¿Surgieron comparaciones? ¿Existió entre ellas una competencia silenciosa? Más bien, todo lo contrario.
"La conocí a Mel en un cumple de uno de los chicos, y después nos invitó al suyo. Siempre con la mejor", cuenta Juliana a Revista GENTE, con una sonrisa honesta y nada de pose.
Melina y Juliana no son íntimas, pero tampoco rivales. De hecho, entre las dos hubo algunos gestos de generosidad. "Melina me dijo: ‘Cualquier cosa que necesités, contá conmigo’. Fue re buena onda", revela la actual voz femenina del grupo.
Y suma: "Pensá que ella estuvo 10 años en la banda y sigue siendo parte de la vida los chicos".
Comparaciones inevitables y diferencias que suman

El reemplazo fue un hecho, pero el contraste fue inevitable. Juliana lo supo desde el minuto uno. "Era lógico que nos iban a comparar..., y al principio me afectaba. Me metía a ver qué decían de mí en los comentarios", confiesa. Y, de alguna manera, sabía y siempre supo que era algo que iba a pasar: "Obvio que la gente identifica a Agapornis con la voz de Mel, fue parte de la banda por 10 años. Es normal".
Lejos de pelear, Juliana eligió otro camino: el de aportar su propia identidad. "No vengo a ocupar el lugar de nadie. Vengo a proponer algo distinto. Tengo una voz distinta a la de Mel, y siento que puedo aportar desde mi lado más popero", dice. Y admite que no es fácil sacar de las cabezas el trabajo de Melina porque fue la voz de Agapornis durante mucho tiempo y que a ella misma le cuesta disociar ciertos temas del tinte vocal de su predecesora.
También esas comparaciones tienen que ver con las redes sociales que suelen ser un reflejo de cosas que las personas no aprueban. Juliana se tuvo que enfrentar en un principio a ciertas miradas que no le hacían bien. Algo por el estilo le sucedió al visitar la mesa de Mirtha Legrand y cantar en vivo. La presión de encontrarse en ese programa fue mucha pero más lo fue leer los comentarios de la gente hablando de Lezcano y de ella.
En ese momento, Juliana se mostró muy afectada e hizo un fuerte descargo en su cuenta de TikTok.

"Bueno, ayer estuve en lo de Mirtha y recibí mucho hate. La verdad es que yo no suelo darle mucha pelota al hate, pero quería hablar un poco desde mi lugar como persona que se expone y es propensa a recibirlo", dijo.
Y sumó: "Me llevé una sorpresa porque la verdad es que no me esperaba que hubiera tanto hate... Había comentarios de que mi voz era horrible, de que desafinaba, de que querían que volviera Mel Lezcano y un montón de cosas. No les voy a mentir, la verdad es que sí me puse un poco mal porque obviamente es re feo leer un montón de cosas que de repente no les gusta de vos".
Y para cerrar, la semifinalista de La Voz Argentina, que ya había tenido cierta experiencia con la exposición, explicó: "Después en casa, tranquila, me puse a mirar estos comentarios, si podía sacar algo positivo, algo bueno para mejorar, para ser mejor la próxima vez, pero, la verdad, ¡me di cuenta que no pude sacar nada! Si no te gusta cómo canto, podés no escucharlo y listo, pasarlo y no comentarlo".
Hoy, si la comparan, ya no le duele. “Dejé de leer comentarios, dejé de compararme. Me acostumbré”, confiesa a Revista GENTE quien ya en su vida debió enfrentarse a situaciones que no le fueron fáciles: sufrió acoso escolar y, de más grande, se enfrentó a una fuerte depresión.
La llegada inesperada (y feliz) de Juliana a Agapornis

Lo suyo con Agapornis fue algo totalmente inesperado. "Nunca me imaginé estar en una banda así, mucho menos en una tan conocida. Pero me encanta. Primero, porque es un trabajo. Y segundo, porque es divertido, me mantiene activa, arriba del escenario, en movimiento", cuenta.
Aunque al principio fue raro ser "la única mujer entre hombres" y "la más joven de toda la banda", Juliana ahora se siente "súper cómoda" y consolidada. "Con el tiempo me fui asentando, los fui conociendo, y la verdad es que me siento re bien con todos", asegura.
Es que ser parte de Agapornis también implica muchos viajes y tiempo de gira y es importante generar un ambiente armónico y de mucha confianza. "Son horas de escenario, es aprender en el vivo", sostiene sobre su tiempo con la banda y también revela que la invitación a ser parte le llegó en un momento clave.
"Me contactaron por Instagram. Primero pensé que era para corista, me costó darme cuenta de que me escribían para ser la cantante", confiesa. Y si bien le costó tomar la decisión porque venía de batallar contra una depresión, post pandemia y el éxito de La Voz, había decidido lanzar su carrera solista.
"Lo hablé con ellos y estuvo todo bien", revela la cantante que en paralelo a ser parte del grupo platense acaba de lanzar Duelo, su primer sencillo.
Ahora sus planes son: seguir girando, grabando y disfrutando del camino. “Es un entrenamiento constante”, dice.
Cómo es la vida de Melina Lezcano hoy: con nuevo apellido y lejos de la música

Lejos del micrófono de Agapornis, Melina Lezcano no paró ni un segundo desde que se bajó del escenario con la banda. Dueña de un estilo inconfundible, se reinventó como solista y como figura multifacética en el mundo del espectáculo. Lanzó su propia música, participó de realities, condujo en televisión y también se lució como modelo.
Pero el quiebre más grande lo hizo cuando decidió poner un parate en su carrera musical, cambiar su apellido y contar su verdad. Hoy es Melina Brizuela, influencer, comunicadora y rescatista de animales. "Encontré nuevo micrófono que son las redes sociales y el stream", contaba a Revista GENTE sobre su nueva vida.

Su viaje post Agapornis fue a gran escala, tuvo que enfrentarse a su pasado y renacer. El apellido Brizuela es de quien ejerció la paternidad real, Lezcano, el de su papá biológico a quien buscó y conoció en pandemia. "Soy escorpiana, había que llegar al fondo", decía a este medio sobre el motivo por el cual quiso enfrentarse a la persona que la abandonó cuando era chica.
Mel, más allá de los cambios que hizo en su vida, sigue vinculada al grupo de amigos que formó durante sus más 10 años en Agapornis. “Sigue siendo amiga de los chicos”, cuenta Juliana. El lazo no se cortó, solo cambió de forma.
Fotos: Miranda Lucerna / Rocío Bustos