Nico Vázquez: Hola, Gus -saludó por teléfono un tanto acelerado al histórico productor de teatro y televisión.
Gustavo Yankelevich: Hola, Nícolas, ¿cómo andás? -le contestó el productor con el acento posado en la i, como suele llamar al actor.
Nico: Escuchá lo que te voy a decir...
Gustavo: Te escucho…
Nico: Se me ocurrió algo que es muy difícil.
Gustavo: ¿Difícil?
Nico: Rocky. ¡Que hagamos Rocky en teatro!
Gustavo: (Silencio de unos segundos).
Nico: ...
Gustavo: (Silencio de otros segundos).
Nico: ¡Gus! -avanzó mientras pensaba: “Como le encanta putear y putea lindo, seguro me va a mandar a la mierda”.
Gustavo: (Más silencio).
Nico: ¡¡¡Hola, Gus!!! -lanzó ya pensando que se había cortado la comunicación.
Gustavo: Nícolas…, no la vi venir.

“EL 11 DE ABRIL DEL AÑO PASADO, DE LA NADA, CUANDO ESTABA CON OTRO PROYECTO EN MARCHA, MIENTRAS ME BAÑABA, EMPECÉ A REPETIR ‘ROCKY’, ‘ROCKY’, ‘ROCKY’...”
Cuenta Nícolas, o Nicolás Diego Vázquez (47 hasta el día siguiente en que salga la presente nota), que el gong le sonó el 11 de abril de 2023 mientras se duchaba. “Empecé a soñar con interpretar a Rocky cuando apareció en teatro, allá por 2014, y recuerdo que compartí el entusiasmo con mi hermano: '¡Che, boludo, salió Rocky, vamos a verla!' -memora el bonaerense de Vicente López-. Había que viajar a Nueva York. Yo estaba con Strabanza Tango, y entre que se demoró, que sí y que no, pasó un año y medio y no pudimos llegar a compartirla en vivo. Después Santi falleció (Nota de la Redacción: el 16 de diciembre de 2016, a los 27 años, víctima de una muerte súbita) y no cumplí aquel deseo. Quedé con las ganas. Aún inquieto por el tema, anduve averiguando, hasta que me llegó que era un musical y que Rocky cantaba. ‘Uh, entonces es otra cosa", me desinflé un poco, y pensé: “Bueno, no tiene que ser”. Hasta que justamente el 11 de abril del año pasado, de la nada, mientras me bañaba, momento en que me suelen bajar ideas, empecé a repetir ‘Rocky’, ‘Rocky’, ‘Rocky’... Pronto toque me senté con mis productores Cande (Audi) y Dami (Armocida) y les lancé sin vueltas: “En 2025 quiero hacer Rocky”. De entrada se sorprendieron, porque veníamos trabajando en algo concreto. Pero pronto me alentaron: “Dale. La vas a romper”. Ahí marqué el teléfono de Gustavo (Yankelevich), con quien veníamos compartiendo Tootsie”, y me dijo que “no la veía venir”, redondea la anécdota.

-¿Y usted se la veía venir? ¿Adivine quién había nacido once días antes del 23 de junio de 1977, fecha en que la película Rocky se estrenaría en Argentina?
-Lo sabía, lo sabía, lo sabía. Lo tengo bien claro. Me lo comentaron hace varios años, por mi fanatismo, sin saber que alguna vez iba a encarnarlo. Es increíble que hayamos visto la luz el mismo año, yo el 12 de junio. Decía “¡Mirá qué causalidad!” Quizá a partir de ahí hubo algo energético que me empujó a que ahora me pase algo así de mágico con un personaje que conocí varios años después.
-¿Cuándo llegó el filme a sus ojos?
-Te juro que no me acuerdo. Creo que al estrenarse en la televisión argentina. Sería en los Ochenta y pico. Me veo tipo con doce años. Si no fue en tele, en un VHS. A mí siempre me gustó mucho el deporte, lo que tiene que ver con lo físico, como también me gustaban las historias de superhéroes, y a Rocky apenas descubrirlo lo vi como deportista pero también como un superhéroe muy humano, sin capa. Aunque por momentos es antihéroe. Pasa que había una potente historia de amor detrás, que de chico no entendí.
-No sólo era boxeo…
-Tal cual. Siendo adolescente empecé a comprender que la fortaleza de Rocky también estaba en cómo encaraba la vida, sus ideales, la forma en que se enamoraba de Adrian, aquella mujer tan introvertida y humilde como él. Me atrapó que no fuera un amor perfecto, de gente extravertida y actos grandiosos, sino simplemente de encontrarse con alguien que lo mira diferente, como ella a él, empoderándolos a los dos. Imaginate lo que significa Adrian para Rocky que el tipo, después de aguantar quince round demoledores, pronuncia como primera palabra su nombre. Sólo quiere compartir con ella el haberse demostrado a sí mismo que podía hacerlo.


-Ellos y el mundo.
-Cuando todos le decían que no, él no se entregó. Eso hace que cualquiera se sienta identificado, sin importar a lo que se dedique. ¿A cuántos de nosotros nos han cerrado la puerta, nos empecinado en demostrar que podíamos y lo hemos logrado?¿Quién no pasó por alguna situación difícil, terminó en el piso y se levantó? Nadie está exento. Todos nos sentimos Rocky alguna vez.
-Cuenta qué pasó por su alma y su mente, pero ¿qué por el cuerpo de aquel pibe que quedó hipnotizado frente a la película? ¿Salía a la calle a pelear como "el semental italiano”?
-Siempre fui muy defensor de las injusticias. En el colegio no era el mejor estudiante, sino el mejor compañero. Si sucedía algo, yo trataba de defender alguna causa. Me ha pasado. Hoy, con el diario del lunes, pienso: “No había que llegar a eso”. Pero llegaba. Sin embargo, en general, yo me relacionaba más con lo de correr rápido, buscar el triunfo, tratar de ganar la carrera. La música de Rocky siempre la asocié a intentarlo. Cuando faltaban cinco minutos para que arrancaran mis espectáculos siempre ponía su música legendaria, para avisarle al público que se preparara. ¿Qué tenía que ver, si iba a ver una comedia? Se trataba de un incentivo, como un empujón. Y bueno, eso se lo contagié a Santi, Fue increíble, porque creo que él me superó en fanatismo.
-¿Tanto?
-Sin dudas. En todo sentido, no solo con Rocky. Para el caso, también con River. Santi era más más extremista que yo. Mi hermano tenía una madurez impresionante. Si bien yo le llevaba doce años, durante varios compartimos cuarto. Le mentía a mi vieja, afirmándole que estaba durmiendo, cuando el pendejo miraba conmigo en la tele programas que no debía estar viendo. Por ejemplo Vulnerables. ¡El era un nenito de primaria, ¿entendés?! Le rogaba: “Boludo, ¡tenés que hacerte el dormido!”. Con las canciones de Bon Jovi y los Guns N’ Roses, igual, seguía mi gusto. Y también con Coldplay. A mí me pasaba con mi viejo respecto a Elvis, Queen, Pink Floyd, los Stones. Hay algo genético que evidentemente tira, ¿viste?, y que uno también agradece porque es lindo.

-Como buen hermano mayor a menor, ¿usted lo castigaba un poco a Santiago haciéndose el Rocky?
-Nunca. Al revés, era mi debilidad. En esa época yo quería interpretar cada cosa que veía en las pantallas chicas y grandes. Después llegó la época (¡cuántos años tengo, Dios!) del discman y me había ganado uno en un sorteo o algo. Ponía un par de CD y sentía en mi cabeza que era parte de un videoclip. Actuaba con la imaginación con si estuviera en las películas. Así arranqué a estudiar teatro en la Casa de la Cultura de Olivos. Yo sólo soñaba con poder actuar. Pensar en vivir de esto ya era un montón.
-En Tootsie al personaje masculino lo llamó Santi, por su hermano. ¿Habrá algún guiño hacia él ahora en Rocky?
-Todos. Le dedico la obra, porque sé lo que significa para él que yo pueda cumplir aquel anhelo. De hecho, lo escribo en el programa. Cuando te lo den, vas a darte cuenta. Básicamente lo que le digo es eso: "Hermano, acá estoy, lo logré”. Lo amo. Yo todo siempre se lo voy a dedicar a él. Lo hice cuando estaba en vida, ¿cómo lo voy a hacer ahora, que sé que es mi mayor fan?
“ENCARGUÉ 150 REMERAS CON EL NOMBRE DEL PERSONAJE, 20 BUZOS, UN SHORT Y UNA BATA SIMILARES A LOS DE LA PELICULA; GORRAS CON EL LOGO, LLAVERITOS DE GUANTES... ¡Y TODAVÍA NO TENÍAMOS LOS DERECHOS DE LA OBRA!”
“¿Te cuento algo que nunca comenté? -propone Nico en medio de la entrevista-... Me tenía tanta fe que, aunque no podía gritarlo porque aún no contábamos con los derechos para poner en marcha la obra, de repente me mandé solo y encargué 150 remeras que decían “Rocky” (son las que usa el equipo ahora), y 20 buzos; y me compré un short y una bata similares a los de la película, gorras con el logo, llaveritos de guantes... ‘¿Por qué todo esto?’, me preguntaban alrededor. Porque de alguna manera necesitaba que esto sucediera. Mi casa parecía un negocio de merchandising. Tanto que el pibe de MercadoLibre, cuando leyó mi nombre y me ubicó, me llamó: ‘¿Vos sos el Nico Vázquez que yo creo?’ ‘Sí, maestro’. ‘Pero ¿por qué tantas cosas de Rocky?’ Pensé: ‘Qué cagada, no se lo puedo filtrar’... Y le respondí: ‘Pasa que soy muy fanático y voy a hacer una fiesta temática’. ‘Bueno, boludo, la próxima vez avísame, y te hago precio. Fui a verte en todas tus obras de teatro, crecí con vos, te adoro’. El tema no quedó ahí...

-¿No?
-Me acuerdo que fuimos a una reunión con Gustavo, por otro proyecto para más adelante...
–¿De nuevo Gustavo?
-(Risas) Sí. Y le llevé una de las remeras, un buzo, una gorra y un llaverito. “¡¿Qué es esto, Nícolas?! ¡¡Todavía no nos autorizaron los derechos!! ¡¡¡Vos estás loco!!!”, se tomaba la cabeza al lado de Pablo Puiggari, su socio de RGB. “Es para que se acuerden de este momento", atiné a explicarles. Claro, al final aparecieron los derechos. Ahí vos te das cuenta de que cuando sentís algo y le metés fe, sale... Recién ene se momento pude compartir la info con el chico que me vendió en merch.
-¿La obra requería autorización del propio Stallone, ¿verdad?
-Sí, porque la versión original está escrita y se mantiene. Las modificaciones pertenecen a Thomas Meehan, el famoso autor de Los Productores, Annie, Hairspray y varias otras comedias musicales importantes. Se respetan las cosas que no tienen que ver la música, porque yo no hago un musical, pero sigue siendo Rocky. Es su película. Si no, no hay autorización. La adaptación te obliga a cumplir ciertos requisitos. Ellos confiaron. Se plantearon: "Pará, son los realizadores y el mismo protagonista de Tootsie. Trabajan en serio, no pelotudean”. Y nos autorizaron.

-Uno ve el teaser, el trailer, y directamente parecen escenas reproducidas del filme.
-Eso resulta lo más importante. Es perfecto lo de las escenografías. Se basa en la película. Entonces, sí, la casa de Rocky es igual, aunque para una versión teatral. Lo mismo la de Paulie, desde la utilería y la dirección de arte. Asombra el nivel de exactitud… En las tortugas Cuff y Link, que hace poco fueron noticia porque siguen vivas y son gigantes; en el maquillaje del Mickey de David Masajnik y de cada personaje; en la pelada del hermano de Adrian -desde la cabeza de Leo Trento- y en el pelo de ella. Y sí, cuando arrancamos, Dai Fernández usaba el cabello largo y colorado como La Sirenita. O mismo en mí, tiñéndome de morocho, con cejas oscuras y bien marcadas, cuando yo en realidad soy casi albino... Muchos detalles. Como también entrenar boxeo. Un proyecto así requiere un trabajo muy minucioso.
-Cuando recibieron la autorización y se reunió con Mariano Demaría, junto a quien comparte la dirección, ¿qué le dijo usted que quería hacer y qué no con Rocky en teatro?
-Le bajé cien por ciento lo que pretendía. Mariano me miraba. No era fanático de Rocky; ahora te podría decir que sí, además de un especialista. Entendía, coincidía y redoblaba la apuesta. Le anticipaba que quería probar algo que no se había hecho en ningún lado y, más allá de la sorpresa, accedía. Hoy te puedo asegurar que va a ser una bomba. No quiero spoilear porque en un par de días estamos debutando.

-Lo que desee spoilear, adelante, sin problema, eh…
-Cuando fuimos a filmar en Filadelfia pasamos a ver bastante teatro. Y ya empezamos a flashear con cosas que imaginábamos y comprobábamos que allá se podían realizar. “Lo vamos a hacer, pero aparte lo voy a mejorar”, desafiaba Mariano. Es un profesional integral, de la sanputa. Durante el espectáculo de Harry Potter descubrimos unas luces tremendas. En un momento lo miré, y me sacó la ficha: “Ya sé lo que estás pensando”. Conseguimos las luces. El presupuesto aumentaba. “¡Basta de pedir!”, nos toreaban los encargados de números, pero terminaban aceptando. Y empezamos a soñar, manteniendo varias cosas que incluso afuera son difíciles de hacer.
-¿Por ejemplo?
-Un ring gigante en escena. Te diría, el más grande de todas las puestas, semejante al de Broadway... Un circuito cerrado de tevé transmitiendo la pelea en vivo como si se transmitiera desde Las Vegas... Las entradas impresionantes que yo deseaba de Rocky Balboa y Apolo Creed. ¿El sonido? “¿Podemos hacerlo con sistema 5.1 (o envolvente/surround)?” “Habría que poner cajas por todos lados, pero las ponemos”… En síntesis, la gente lo va a agradecer porque vivirá una experiencia única. Hay mucho esfuerzo, hay mucha inversión, hay de todo.
-¿Cuántos empleados movilizó y moviliza Rocky en el Lola Membrives?
-130. Calculo que van a quedar fijas entre 70 y 80 personas, que es una barbaridad. Si ahora cruzáramos al teatro, no lo creerías: hay 20 computadoras abiertas para poder lograr que cada cosa cierre en las distintas áreas, con el mínimo detalle. Gente pintando, gente en la electricidad. Los números son espectaculares en cambios hay de ropa, calzados, etcétera... ¿Te puedo comentar algo más que no mencioné en ningún lado?

-Lo escuchamos atentos.
-Y es otra señal de las que vas recibiendo... Ayer Damián vino a mi casa: “Tengo que contarte algo que no vas a poder creer” “¿Qué?” “Acabo de contar cuántos peldaños subís vos en la obra. ¿Sabes cuántos son?” “¿Cuántos?” “72” “¿Y?”. “¡La misma cantidad que sube Rocky corriendo al ritmo del tema Gonna Fly Now en la escalinata original que lleva a la entrada del Museo de Arte de Filadelfia” “¡Nooooo!”, reaccioné. Pero ¡sí!, son causalidades hermosas que te invitan a creer, te empujan. Qué sé yo, a mí déjame ser así de optimista.
-Mencionó lo que quería que tuviera la obra, pero ¿qué no?, ¿qué pretendía evitar? Para el caso, ¿que no pareciera una imitación del Rocky de Stallone?
-Es imposible imitarlo porque lo que hace él es una cosa totalmente fantástica, y porque sería un error como actor intentar hacerlo. Lo que yo siempre quise fue lo que logramos, que es acceder al espíritu de Rocky, que vos veas a Rocky de lejos cuando yo entro pelotudeando, hago sus movimientos y gestos, traslado su energía. Y eso está. Yo suelo acompañar mis espectáculos con ciertos guiños a la idiosincrasia argentina, pero este transcurre en Filadelfia y no hay otra referencia. Lo mismo con la personificación de Adrian, la de Paulie, Mickey, Apolo, la de cada rol. La gente irá por Rocky y encontrará a Rocky, no a Stallone, porque Stallone hay uno solo. Como cuando vas a los teatros de la Gran Manzana para ve Billy Elliot, La novicia rebelde, Ghost o Volver al futuro: no están los actores originales, pero encontrás una obra muy bien lograda. Hallar su espíritu también es algo espectacular, de la misma manera que tratar de imitar, como te dije, resultaría un error. La cuestión es cómo recrear. Y entiendo que lo conseguimos con gran profesionalismo. El público lo notará. ¿Viste Vero Fioravanti, la maquilladora que está ahí detrás tuyo y recién me retocó la cara?
-La vemos.
-Fernando, su marido, que es súper fanático de Rocky, un día le preguntó: “Pero, Nico, ¿cómo va a hacer para encarnar al Rocky de Stallone?”. Ella le dio detalles y le pidió que se quede tranquilo. Cuando salió el corte filmado en redes sociales, Fer me mandó un mensaje: “Gracias por interpretarlo así”. Es lo que uno espera. No me quiero imaginar cuando lo vea de verdad. Todos van a darse cuenta de que esto no se hizo en dos minutos, que hay un año de preproducción, gran esfuerzo y trabajo y mucha inversión.
"EN UN MOMENTO, DURANTE EL SEGUNDO AÑO PERSONIFICANDO A DORITA EN TOOTSIE, A VECES LO QUE ME DEVOLVÍA EL ESPEJO NO ERA A LO QUE ESTABA ACOSTUMBRADO, Y ME SURGIERON ALGUNAS INSEGURIDADES"
Acusa un poco de frío, Nicolás, al tiempo que llega el crepúsculo otoñal al ventanal del primer piso de Puny, el restó de pasta & grill de Corrientes al 1200, justo enfrente del Teatro Lola Membrives, que el jueves 12 de junio abrirá sus puertas para cubrir de un plumazo sus 948 butacas de aforo con el estreno teatral nacional del año. Cubierto por un jean, zapatillas y una remera marca corta oscura decorada por un salpicado de manchas multicolores, Vázquez invita a mirar la cartelera de Rocky que se divisa enfrente (“¿Vieron qué linda está?”), antes de admitir el notable cambio que experimentó su cuerpo respecto al que lucía durante nuestra entrevista del año pasado, cuando encabezaba Tootsie, en un doble rol, femenino y masculino. Entonces, mientras juega a que saca músculos, se prende en la comparación:

-¿Cómo fue bajarse de los tacos de Dorita después de dos años para calzarse las botas de box de Rocky Balboa? ¿Un cambio radical, verdad?
-Un cambio extremo. Pasar de bajar seis kilos y perder toda la masa muscular -no pensé que iba a perder tanto- para interpretar a Dorita, sucedió por hacer trabajos aeróbicos, sin fuerza. Al punto que, reconozco, en un momento me encontré despojado de mi estructura normal. Subir de peso para Rocky no resultaba sencillo, porque yo tiendo a bajar. Así que sabiendo lo que se me venía, busqué un plan de nutrición y le pedí al entrenador Daniel Cajarabilla, el mismo que haría las coreos de boxeo: “Amigo, la única manera de llegar bien al estreno es que empecemos con tiempo”. Y arrancamos en agosto. Yo seguí con Tootsie hasta octubre. Como empecé a engrosarme, no me entraban los vestidos y me los iban agrandando, sin entender las encargadas de vestuario por qué ocurría. En septiembre se supo lo de Rocky y en noviembre comencé a apretar la preparación. Nada de vacaciones.
-¿Nada? ¿Entrena a diario?
-Tal cual, y cambié la alimentación. Ya no es levantarme, un mate y desayuno rápido. Ahora son los cuatro huevos, la palta, jugo de pomelo, oliva. Entreno, almuerzo y a media tarde voy con una proteína, para terminar de entrenar e ir por la creatina. A este nivel y ante esta exigencia es muy importante suplementarse. Luego, entreno de nuevo, porque hay que sumarle las clases de boxeo.
-¿Quién lo adiestra?
-José Driussi, un púgil hermoso y un tipo que me encantó conocer y adoro escuchar. Te habla sobre el esfuerzo de tantos boxeadores que intentan como intentó Rocky. Peleó en el Luna Park, estuvo al lado de Miguel Castelllini, el campeón argentino del mundo de los superwélter; conoció a Ringo Bonavena, y llegó hasta donde pudo. Hoy suma 71 años y siente que su mejor lugar es la docencia. Una persona humilde que me abrazó desde el primer día. José ya forma parte de la familia. Le adelanté: “Después del estreno quiero que te vengas al menos una vez por semana, no sé, para hacer los masajes, para estar con nosotros”. La emoción de este hombre es tan grande como la nuestra por contar con él. Tiene mucho de la vida para enseñarnos.

-¿Es difícil boxear?
-Muy difícil. Decir lo contrario me parece una falta de respeto. Cada vez que yo intentaba un ejercicio con manoplas, me frustraba: “¡Uh, no me sale, no me sale”!. José me explicaba: "Si fuera fácil todos serían campeones argentinos o campeones del mundo”. Lo miraba y bajaba la cabeza: “Tenés razón”. “¿Y cuánto tiempo necesito más o menos para boxear bien?", le consulté una vez. “Tranquilo, siete años, jé".
-Para colmo Rocky era zurdo y usted es derecho...
-Súper derecho. No podía ni agarrar un vaso con la zurda. Pero bueno, lo logré de cabeza dura, con perseverancia y confianza en mí. Hablé de respeto y sí, uno debe ser muy respetuoso con cualquier disciplina del estilo. No es “soy boxeador y me cago en piñas”. Todo lo contrario: “Soy boxeador y respeto al rival”. Boxear realmente es un arte. También Stallone hizo que un montón de gente se acercara. Por eso en el ambiente lo quieren tanto. Muchos chicos y chicas quisieron ser boxeadores porque se enamoraron de Rocky.
-Volviendo a su cuerpo: recordó que para Tootsie bajó seis kilos: ¿Cuánto subió enfocándose en Rocky, y cómo se ve ahora delante del espejo?
-Aumenté ocho kilos cuando accedí a lo que necesitaba y andaba relajado porque todavía no estábamos ensayando. A la fecha quedé en seis, siete, porque te empieza a comer el estrés. Hoy, para el caso, no entrené. Termino la nota con vos y ya ceno. La ansiedad me hace bajar peso. Igual mantengo la estructura que debo tener. Ahora cuando me pongo la ropa y todo, me siento bien.

-¿A qué se refiere?
-Después de mucho tiempo volví a sentirme empoderado. En un momento, durante el segundo año personificando a Dorita, a veces lo que me devolvía el espejo no era a lo que yo estaba acostumbrado, y entré en inseguridades. Comencé a verme muy distinto. Había ganado un personaje hermoso, había ganado premios, había ganado buena crítica, pero también había perdido personalidad. Me sentía inseguro, cosa que te puede pasar, y lo admito, eh. Ahora, como te dije recién, me empecé a ver bien. También te lo dicen, te lo reconocen. En mi gimnasio han visto todo el cambio físico y el esfuerzo y son hinchas de Rocky. Virginia Elizalde, que asiste al mismo y es tan deportista, fue observando el cambio e incentivándome: “No lo puedo creer”. También otros compañeros que pasaban a mi lado: “¡Ya está, Nico, lo tenés”. Y yo me recontracebaba. Fueron horas, días ahí adentro. Y sí, recuperé un montón de autoestima. Y lo digo más allá de que me gusta verme así para este personaje y que no me hubiese permitido no poder lograrlo.
-Y su Adrian, Gimena Accardi, ¿qué opina?
-Ve un cambio muy grande. Imposible que no lo note: “Che, amor, te pusiste muy grandote, enorme". Es una aprobación linda que también necesito.
-¿No le ofreció “pelear” un par de asaltos?
-Estamos medio desencontrados por sus giras con En otras palabras. Llega y yo estoy durmiendo, ¿viste? Ahora justo anda viajando a Mar del Plata con Andrés Gil. Tratamos de disfrutarnos todo el tiempo que tenemos, pero bueno…

-Cuando coinciden , ¿usted no le camina por la casa con la bata y el short de Rocky?
-No, pero te voy a confesar algo: antes de arrancar me llevé el sombrero para acostumbrarme a ponerlo como Rocky, medio de costado, sacármelo. Me estaba creciendo el pelo, entonces necesitaba ver cómo me quedaba para peinarlo. Y una semana antes de iniciar los ensayos me llevé la ropa completa de Rocky. Me cambié, jugué con la campera de cuero y con la pelotita de goma. Buscaba encontrarme con el personaje antes que nadie. Pero Gime no estaba. Si bien anda ansiosa con Rocky, no vio nada de esto.
-¿Ella era fanática de Balboa como usted?
-No. Yo la quemé tanto la cabeza que un día, en vez de buscar una serie, se propuso: "Voy a ver Rocky, porque estoy podrida de que siempre hables de Rocky y Rocky y Rocky”. Puso la uno, vio la dos, la tres, la cuatro, la cinco, Rocky Balboa, las Creed, y pensé: “¡Uh!”. Ahora que surgió lo de la obra se mata de risa porque mete la primera y mientras me lavo los dientes yo le empiezo a repetir el texto en inglés: “Ta ta ta ta, ta ta ta ta”. “Ah, pero es igual”, me dice. Y sí, la letra es exactamente igual. Salvo algunas partes que se potencian en teatro, como te anticipé. “Es no está, já”, se caga de risa cuando lo descubro.
"LA IDENTIFICACIÓN CON LA FIGURA DE ROCKY ES UNIVERSAL, DE HOMBRES Y MUJERES. DEBIDO A ÉL Y TAMBIÉN A SU RELACIÓN CON ADRIAN. POR ESO LO QUE NOSOTROS VAMOS A CONTAR ES ESA HISTORIA AMOR"
"Algo increíble viene pasando con Rocky por estos tiempos”, puntualiza Nico, consciente de un dato nada menor: hace exactamente medio siglo se estaba por filmar la película que hoy lo inspira su regreso teatral. “Ahora hay como un fuerte revival con la figura de Silvester Stallone -continúa-. Empezamos a verlo híper presente en muchos lados. Estaba medio desaparecido y de pronto surgió su documental (Sly, por Nertflix), su reality (The Family Stallone,por Paramount+), o cuando visitó al papa Francisco... Quizá son tiempos de identificación con su figura. La gente encuentra en Rocky al tipo que con ideales, trabajo, fuerza, y aún cayéndose, logra levantarse. Lo llevo a lo de Leo Messi. Mirá qué sucedió con él: siendo el mejor futbolista de la historia, destacándose siempre, caía una y otra vez cuando no se le daban los títulos con el Seleccionado argentino, y sin embargo también se levantaba una y otra vez, hasta que se le dio”, ensaya una válida comparación.

-… La identificación con un personaje humilde y cercano.
-Exacto. El otro día, para explicarle el carácter que debía buscar en su personaje de Apolo, le sugerí a Merlyn Nouel: “Tenés que entrar empoderado. Vos sos ego, soberbia. Te la hago más fácil: si Messi es Rocky, Apolo es Cristiano Ronaldo". Hay una relación del deporte con la vida, de la vida con el deporte, que Stallone supo aprovechar desde el lugar de productor y director. Como cuando su entrenador le canta cosas que luego él le repite a su hijo en Rocky V: “Nadie pega más fuerte que la vida”.
-¿La identificación en las mujeres es igual que en los hombres? Para el caso, mi cuñada Valeria es fanática de Rocky desde siempre: tiene un portarretrato de él, imita su voz y el diálogo de cuando lleva a Adrian a patinar sobre hielo, e hizo que sus hijos Mirandita, Maximito y Milu conocieran al personaje. También que su marido Gabriel, apenas salieran a la venta los tickets de su obra, Nico, corriera a comprárselas como regalo para la tercera función, la del sábado 14. Ayer vio Rocky uno para prepararse y, como siempre, terminó lagrimeando… Rocky no es Brad Pitt ni Timothée Chalamet, pero produce en ellas algo especial. ¿Qué sentido le encuentran?
-(Carcajada) Para mí lo que genera es universal, no una cuestión de género. Las mujeres ven lo mismo, quizá empujadas por Adrian. Su figura resulta muy potente. Por eso después de dar a conocer mi foto como Rocky, automáticamente pedí que la segunda fuera con ella, ya que lo más importante que vamos a contar es la historia de amor, a ambos siendo uno. Una mujer introvertida, aunque con una fuerza impresionante que lo ve a él de una manera distinta. Y este hombre tosco al que todo le cuesta pero lo acompaña una fuerza impresionante, un corazón noble y genuino, la mira a ella como nunca nadie la miró. Esta clase de historia de resiliencia me parece universal, no una cuestión de género. Hay piezas que a lo mejor suelen definirse como “una obra más de mujeres” y otras que quizá parecen “más de hombres”, pero Rocky no es sólo una obra...

-¿No?
-Es un family-show. Para que vos la veas con tu pareja, con tu sobrino, con tu hijo, con tus amigos. Viene ocurriendo de cruzarme a grupos que me avisan: “Vamos todos”, "La saco par mi novia”, “Voy con mis hijos”. Eso es espectacular. Y cuando la vean, el boca en boca va a... Sé lo que venimos haciendo, y me da una gran satisfacción. Porque reunirá a la familia alrededor de una obra de teatro. Va a pasar, si Dios quiere.
-¿Qué licencias se toma la puesta respecto a aquel filme que ganó el Oscar?
-En la versión teatral aprobada por Stallone aparecen instancias lindas e interesantes que no se cuentan en la cinta. Hasta más románticas respecto a la relación de Adrian y Rocky. Acá te enterás cómo se conocieron de chiquitos antes de cruzarse en el pet shop. Acá Gloria, la mejor amiga de Adrian, personificada por Georgina Tirotta, es una mujer empoderada, feminista: "Dale, Adrian, vos sos muy linda. ¡Animate, salí con Rocky!". De los 119 minutos de película no falta nada, pero surgen unos extras increíbles.

-A propósito de la y las películas, ¿qué puntaje le daría a la primera Rocky (1976)?
-Un 10.
-¿A Rocky II (1979)?
-9.
-¿Rocky III (1982)?
-7.
-¿Rocky IV (1985)?
-Un 9.
-¿A Rocky V (1990)?
-No sé si aprueba con 4. Rocky V me lastima tanto que si Stallone no hubiera sacado Rocky Balboa (2006), hubiese sido un dolor. Que quiero decirte, Rocky Balboa para mí vuelve a ser un 10.

-¿Por qué?
-La mandé a todo el equipo creativo para que la vea porque ahí Stallone repite lo de la primera, pero masterizado, con cámaras modernas recreando la fotografía de la uno. Como cuenta con un presupuesto mayor, podemos ver todo lo que él hizo en la uno con la nada. ¿Sabías que en Rocky debutó el steadicam? Sí, el director John Avildsen inventó algo para poder sostener la cámara al tiempo que se movía con ella. Imagínate el tipo de cabeza de Stallone, como para animarse a probar algo que no existía y poder darle imagen a la corrida, la subida a la escalinata. Y en la seis vuelve a esos orígenes. Por otro lado, a mí lo que me duele en el alma de la seis -y entiendo que forma parte de lo que él busca y consigue- es que Adrian ya no se encuentra más en su vida. Eso me destroza. Imaginate lo importante que será ella para Rocky que, aun muriendo, Stallone la trae en el recuerdo, con flashbacks, visitando cada lugar que compartieron. Volví a ver hace poco Rocky Balboa para chequear una escena y la terminé entera. Hay cosas en la seis que ayudan a la obra y se lo hice saber a parte del equipo… Como te mencioné, está todo muuuuuy cuidado y es hermoso. Podrán comprobarlo en el Lola Membrives a partir del 12 de junio...
-Justo el día de su cumpleaños.
-Justo, así que será una fecha inolvidable.
-¿Se cruzó alguna vez con Sylvester Stallone?
-No, pero tengo gente allegada a él, que lo conoce, y me dice que es espectacular, espontáneo, cotidiano, agradable. Hay que entender que transita una edad en la que no quiere viajar mucho, y prefiere permanecer cerca de su familia. Parece más joven, pero anda en los 78 años.
-Apenas tres décadas más de los que cumplirá usted.
-Resulta extraordinaria la carrera que construyó.

-Supongamos por un instante que el día del estreno don Sly de repente ingresa en la sala con una torta y las velitas para saludarlo. ¿Qué es lo primero que le diría?
-Gracias. Primero, por haber creado a un personaje que me marcó y me ayudó. Y segundo, por la generosidad de dejarme interpretarlo... Cuando vos amas tanto algo, debe ser difícil soltarlo.
-Para terminar: ¿Qué dijo Gustavo Yankelevich cuando asistió a la pasada completa de la obra antes del debut?
-Ufff. Yo bajé todo roto, como baja Rocky del ring. Ahí Gustavo me empezó a hablar normal, hasta que se quebró en llanto. Empezó a decirme unas cosas hermosas que me guardo para mí. Y yo también me quebré, agradeciéndole tanta valorización. No podíamos terminar de hablar, fue muy fuerte. Porque los dos nos sentimos muy conectados no sólo en lo artístico, sino a nivel vida. Y se fue caminando con la pareja de mi director rumbo al Teatro Apolo, a una cuadra, donde también trabaja con Roberto Moldasky. Y mientras avanzaban Gustavo le contaba lo que le había sucedido con Rocky, lo emotivo que era, lo que había visto y sentido, hasta que entre lágrimas, le mandó: "Perdona pero no puedo hablar, no puedo hablar".
-¿Tampoco la vio venir?
-Me parece que tampoco.
Fotos: Gabriel Machado
Video: Candela Petech
Arte de tapa, portada e imágenes: Darío Alvarellos
Agradecemos a Vanesa Bafaro