Ricardo Darin, entre "uno de los mayores desafíos de mi carrera" y el apoyo incondicional de su mujer: "No sé si hubiera podido hacer 'El Eternauta' sin Flor" – GENTE Online
 

Ricardo Darin, entre "El Eternauta" como "uno de los mayores desafíos de mi carrera" y la versión que publicó GENTE en 1969 y él desconocía: "¡Esos dibujos son una bomba!"

Mientras estrena por Netflix los seis capítulos de la primera temporada, revive la adaptación a la pantalla del mítico cómic creado por Héctor Oesterheld el mismo año en que naciera el actor: 1957. Orgulloso de la mano de obra nacional que consumó dicho sueño, además confiesa: "Ponerme la legendaria máscara representó una emoción inolvidable".
Íntimos
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-Le queremos acercar algo. No sabemos si lo ha visto. Es un tomo de GENTE perteneciente al año 1969 -le lanzamos a boca de jarro apenas nos sentamos frente al set preparado en la planta baja del palacio Duhau-Park Hyatt.

-¿¡Del ‘69!? -pregunta Darin un tanto sorprendido.

-Sí, sí, sí. Tiene marcadas algunas páginas.

-¡Un viaje en el tiempo! -toma el tomo de tono anaranjado un tanto apagado por las décadas-. A ver -lo abre y empieza a recorrer los sitios apuntados.

-Se trata de una versión que nuestra revista publicó a lo largo de 17 semanas, del 29 de mayo al 18 de septiembre.

-¿En serio?

-Tal cual... ¿Sabía que una década luego de la primera versión de El Eternauta, replicada a lo largo de 106 episodios en Hora Cero Suplemento semanal, GENTE lanzó una versión de Héctor Oesterheld pero no con dibujos de Francisco Solano López, sino de Alberto Breccia, en medio de tapas como la llegada del hombre a la Luna y portadas de Alain Delon, Hugo Gatti y Susana Giménez, entre otras?

-¡¡Espectacular!! Mirá esos dibujos, ¡son una bomba!

-Qué lindo. Parece  que se llevó una sorpresa, nomás, Ricardo.

-Increíble. No sabía, no sabía de esto. Gracias.

Ricardo Darin para Revista GENTE
"La serie habla de la solidaridad y también de la falta de solidaridad. De la paciencia, la tolerancia, del instinto de supervivencia. Y elige enaltecer lo colectivo, algo que va un poco a contramano de lo que lamentable ocurre en los últimos tiempos", entiende Darin, aquí rodeado por parte de nieve artificial utilizada para el rodaje de El Eternauta.

-¿Cuándo leyó por primera vez El Eternauta? Porque para la versión de GENTE usted andaría por los 12 años.

-Yo no leí El Eternauta cuando era chico. Me inclinaba más por otro tipo de historietas, ¿cómo decirlo?, no tan apocalípticas. Sabía de su existencia, y con el tiempo me fui enterando más. Hasta que hace unos quince años, a través de una oferta que no terminó concretándose para un largometraje sobre esta invasión extraterrestre de exterminio (le llegó del realizador español Alex de la Iglesia), tuve la suerte de que los productores me regalaran los originales completos del cómic, y enterarme de sus pormenores… ¿Ésta no me la vas a regalar, no…? (sonríe mirando atento la versión de GENTE). Por supuesto que a partir del nuevo proyecto que tenemos entre manos leí absolutamente todo.

Basada en la novela gráfica El Eternauta, obra cumbre de Héctor G. Oesterheld, ilustrada por Francisco Solano López, la serie audiovisual fue creada y dirigida por Bruno Stagnaro, también a cargo del guion, junto a Ariel Staltari. Con Hugo Sigman, Matías Mosteirin, Leticia Cristi y Diego Copello como productores y K&S Films al frente del producto, recibieron el asesoramiento, como consultor creativo, de Martín M. Oesterheld, nieto de Héctor. Se trata de la primera adaptación audiovisual de la icónica novela gráfica argentina de ciencia ficción publicada en 1957.

-Y habiendo leído “todo” e iniciado esta cruzada jamás antes concretada en siete décadas, ¿siente acaso nomás que El Eternauta es uno de los mayores desafíos profesionales en su carrera?

-No lo pongo en primerísimo lugar, para no borrar a otros de un plumazo, porque tengo dos o tres por ahí que significaron mucho para mí a temprana edad. Entonces voy a tratar de ser justo conmigo mismo: si partimos de la base de que yo nunca hice ciencia ficción, y considerando la envergadura del proyecto, se podría decir que está ahí, entre los primeros. He tenido, como te cuento, otros dos o tres desafíos que considero a la altura.

-¿Cuáles fueron ellos?

-Uno, la primera vez que hice una comedia musical, con Sugar, y me tuve que preparar. Aprendí tap dance, a cantar, a bailar, a subirme en un escenario disfrazado de mujer y demás. Resultó un gran desafío para mí, de la nada, o sea, de galancito a “¡subite ahí!”. Y otro también muy importante fue mi primera obra teatral dramática, Algo en común. Agregaría que sentí desafíos de similares características cada vez que tuve que dirigir en teatro. Quizá la diferencia es que El Eternauta me sorprende en un momento de mi vida donde ya soy un tipo grande y me siento un poco más preparado para ese tipo de cosas.

Ricardo Darin para Revista GENTE
El gran actor argentino en la última tapa semanal de abril de Revista GENTE.

No me acuerdo nada de mi primer año de vida, excepto lo que mi mamá decía: ‘A los seis meses vos ya pedías caca’. Cosa absolutamente incomprobable, si bien forma parte del abanico de exageraciones de las madres”, menciona, y de repente ríe carcajadas, como suele suceder cuando él mismo se sorprende ante aquellas propias -y espontáneas- ocurrencias, que abundan en sus notas, acaso en su vida. Aunque ésta que nos convoca en la actualidad no parece ser una: ponerle rostro, voz, impronta y latidos a uno de los grandes protagonistas de El Eternauta, icónico personaje argentino imaginado por Héctor Germán Oesterheld e ilustrado por Francisco Solano López. “... Y sí, es cierto”, admite pronto el porteño cuando le acercamos ciertas cifras que conoce pero no dejan de sorprenderlo: que su nacimiento, el nacimiento de Ricardo Alberto Darin (68), el 16 de enero de 1957, apenas distó 231 días, o siete meses y medio, o 33 semanas del lanzamiento de El Eternatuta, que debutó el 4 de septiembre en el suplemento semanal Hora Cero publicado por Editorial Frontera.

El Eternauta
Juan Salvo (Darin), Lucas (Marcelo Subiotto), Polsky (Claudio Martínez Bell) juegan al truco en el inicio del primer capítulo.

-Al margen de cuestiones relacionadas al natural proceso de evacuación fisiológica señalado por su madre, ¿usted cuándo empieza a guardar registro de su propia existencia?

-Aunque medio fuera de foco, a mis cuatro, cinco años, a inicios de los Sesenta, que como bien sabés fue una época muy convulsionada en el mundo.

-A partir de lo fuertes movimientos sociales y culturales apuntados a los derechos civiles.

-Exacto, pasó de todo. Había una gran expectativa y una gran esperanza a nivel humano en el planeta, que se extendió y fue desparramándose década a década hasta el año 2000 en el que, al menos yo, guardaba la gran ilusión de que el mismo mundo tuviera la posibilidad de hacer un insight, mirara para dentro, reflexionara y se preguntara: "¿Qué estamos haciendo con nuestro planeta?”, “¿qué estamos haciendo con nuestros hermanos?" Y no, fue todo lo contrario. La tecnología, el poder, las investigaciones (casi todas), lo único que hicieron fue abonar lo que nos separaba en lugar de alimentar nuestra empatía y sensibilidad hacia los demás.

Juan Salvo luciendo su máscara de gas luego de que durante una noche del verano contemporáneo en Buenos Aires cierta misteriosa nevada tóxica acabara con la mayor parte de la población y dejara aisladas a miles de personas. ¿Responsable? La primera fuerza de choque de un ejército de otro planeta que invade a la Tierra. Allí el protagonista y sus amigos inician una desesperada lucha por la supervivencia. La única manera de mantenerse vivos consiste en resistir y batallar juntos.

-No recuerda tanto pero parece que siente mucho, Ricardo. El Eternauta habla bastante de lo que cuenta, ¿no?

-Tal cual. No recuerdo mucho pero lo único que siento ahora, habiendo atravesado estas décadas, es que la historia de El Eternauta describe precisamente parte de ello. Toca esa fibra o al menos lo intenta. Habla de lo que significa ir en contra de una cosa muy mal aprendida durante todo este tiempo, que es creer que nos salvamos solos, que suceda lo que suceda, si cuidamos nuestra quinta y no nos toca pasarla mal como a los demás, listo. ¡Y ya sabemos que no es así! Todo te vuelve. Llega un momento en el que golpean a tu puerta y te dicen: "Mirá, está pasando esto." La serie habla de la solidaridad y también de la falta de solidaridad. De la paciencia, la tolerancia, del instinto de supervivencia. Y elige enaltecer lo colectivo, algo que va un poco a contramano de lo que lamentable ocurre en los últimos tiempos, del individualismo, que es esta errónea idea de que uno puede salvarse solo, olvidando a los demás... Siento que El Eternauta nos demuestra que nadie se puede salvar solo. Y a la vez aparece en un increíble momento, no sólo en nuestro país, sino del mundo. Yo por lo menos recibo señales de todo tipo, eh.

Ricardo Darin dixit: "A pesar de que la historia de la Humanidad siempre arremete con hitos sorprendentes, a mí me parece que en estos días, justamente habiendo atravesado la pandemia, nos encontramos más habilitados a entender que todo lo que nos resulta fantasioso al extremo de pronto puede estar mucho más cerca de lo que nos imaginamos".

-¿Dónde lo nota puntualmente?

-Lo hablo con amigos, con gente que conozco e incluso con gente que no conozco. Estamos un poco azorados de cómo se van dando las cosas, de las reapariciones de gente que tiene la intención de llevarse todo puesto y el convencimiento de que su voluntad es lo único que importa. El Eternauta es una historia que viene de allá, del ‘57, de unos señores que empezaron a escribir un cómic, una historieta, una viñeta que se fue retroalimentando a sí misma y comenzó a interesar cada vez a más personas, lo que generó que en vez de seguir siendo semanal comenzara a ganar en frecuencia hasta convertirse en otra cosa. Es asombroso que hayan pasado casi siete décadas y aquel cuento, aquel contenido, esté hecho de ciertas fibras que todavía nos hacen vibrar. Significa que hay cosas que aún no tenemos resueltas.

-El mismo autor, Oesterheld, ha sostenido en su momento que “el héroe verdadero de El Eternauta es colectivo, un grupo humano”, con el rostro de Juan Salvo, "un hombre común y corriente que habita bajo la máscara de gas y el gamulán, como líder". ¿Qué tiene Ricardo Darin de Juan Salvo o qué Juan Salvo de Ricardo Darin?

-Él es un valiente, un idealista, un ejemplo, un héroe, pero un héroe sostenido también por su gente y por la comprobación de que lo que les está pasando a ellos como grupo les está pasando a otros que también han sobrevivido. Se empieza a retroalimentar de esa valentía, de ese empuje colectivo, que finalmente es lo que hace que una sociedad se sostenga a sí misma. ¿Qué tengo yo de él? Cierto sentido de la injusticia o de la justicia -como queramos mirarlo- me puede emparentar un poco, aunque en cuanto al coraje, ojalá yo contara con el diez por ciento de su arrojo.

Darin, como Salvo, en plena filmación sobre la zona de la General Paz y Avenida del Libertador, donde acontecen varias escenas. Hubo más de 50 locaciones reales y 30 escenarios virtuales.

-Un Juan Salvo, el suyo, de mayor edad que el que conocimos a través de la historieta, y con algunos ingredientes nuevos, además.

-Tratando de no spoilear demasiado, al no tratarse de una reedición del cómic sino de una versión libre y original que ha sido reescrita, es verdad que se han modificado algunas cosas del pasado de los personajes, aunque siendo fieles a su espíritu y temperamento. En nuestra versión existe un Juan Salvo que transitó por una circunstancia muy dolorosa, muy trágica, con la que yo comulgo plenamente, porque no he hecho otra cosa desde que ocurrió lo que ocurrió que intento ponerme en los pies de los chicos a los que les tocó aquello.

-Un hallazgo, haber incluido el tema…

-Tal cual. Para mí fue una inteligente y sensible manera de traerlo a nuestros días y hacernos cargo de un pasado posible del personaje, que por otra parte tiene mucho que ver con el pasado de montones de otras personas que a lo mejor no han tenido voz, y en el peor de los casos han sido ninguneadas y casi olvidadas. Cuando descubrimos el pasado de Juan Salvo y lo cotejamos con otros pasados, con otras historias de vida, esa cuerda volverá a vibrar con el sonido que debería hacer siempre para que no la olvidemos.

El Eternauta
Para la serie se crearon quinientas máscaras, incluyendo la de Darin, que "a prueba y error" logró ir hallando su mejor y más cómoda versión.

La escena, tan distintiva y deseada como mítica e imprescindible, sigue revoloteando en la mente de Ricardo de la misma forma que el día un año y medio atrás, cuando la rodó. Nos referimos a aquella en la que Juan Salvo se calza la máscara de gas para salir a enfrentar la intemperie mortal con una protección que no sabe si lo aislará de la muerte. La secuencia surge tras otra previa, hasta graciosa, en la que Omar (Ariel Staltari), toma la misma del taller de Alfredo Favalli (otro de los legendarios personajes), se la coloca e improvisa en broma la confesión de Darth Vader a Anakyn Skywalker en Star Wars/Episodio V: El Imperio contraataca (1981): “I’m your father” (“Yo soy tu padre”)... El mejor pie, quizá, para abordar a Darin sobre este instante emblemático de la serie que ahora encabeza:

El Eternauta
En acción, con una de las 250 armas que se usaron (20 modelos distintos). La más utilizada fue una carabina Batan, que en la historia pasa de Favalli a Salvo. También se destaca el FAL que empieza a utilizar el mismo Juan y se adaptó para que no fuera tan pesado. Hubo 28 dobles de acción: algunos personajes tuvieron más de uno.

-La última semana se cumplieron dos décadas del estreno del filme Episodio IX: La venganza de los Sith, en la que George Lucas consumó la conversión de Anakin en Vader, cuando le colocó su casco. Recordamos haber visto en 2004 el back de aquella escena. Un momento sagrado que tras el “¡Corten!” generó en el set un murmullo, emoción y un aplauso general sostenido. ¿Cómo recuerda la elección de la máscara de Juan Salvo, de su símbolo, y qué le pasó a usted cuando se la pusieron y saltó al set?

-La construcción de la máscara y el arriesgarse y jugarse a tomar una decisión de cuál sería, fue algo en lo que todos intervenimos, no sólo Bruno (Stagnaro): el equipo de dirección, el de producción, vestuario, utilería, yo mismo. Todos estuvimos muy enfocados en cómo debía hacerse. Pasa que cuando finalmente hallamos la que reunía las características y el diseño que nos gustaba, surgió un problema: la que por diseño nos gustaba contaba con tres filtros que funcionaban como tales. Perfecto. Pasa que apenas me la probé levanté mi mano: "Tenemos que sacar estos filtros, porque si voy a ahogarme acá dentro. No hay forma de que ingrese oxígeno, mucho menos en situaciones de acción“. Imaginate, entre la máscara, el gamulán, los borceguíes, la mochila, el arma, más el peso de la nieve artificial, resultaba imposible respirar bien. Así que debimos volver a un modelo apto para ello. Te cuento todo esto un poco para intentar responder a tu pregunta, porque claro, cuando uno se interioriza tanto en un artefacto, en una herramienta con la cual filmará, corre el riesgo de perder distancia emocional, el valor intrínseco que tiene.

Se fabricaron siete versiones distintas del gamulán de Salvo (hasta hallar el adecuado) y fueron utilizados 100 percheros con ropa (el equivalente a 300 metros lineales). El máximo de extras que se debieron caracterizar en una misma jornada fue de 500. El área de vestuario estuvo a cargo de Patricia Conta.

-¿Y a usted qué le ocurrió?

-Bueno, no (suspira). Yo fui el más interesado en que la máscara nos sirviera, aportara lo que necesitábamos y contara con las condiciones necesarias, porque sabía que la iba a usar durante horas, pero cuando llegó el momento de esa escena fundacional o fundamental de El Eternauta en la que Juan Salvo sale por primera vez al exterior, a la intemperie, para comprobar si su traje improvisado funcionaba, había pasado tanta agua bajo el puente y habíamos intervenido tanto los distintos eslabones del equipo, que corríamos el riesgo que tal escena fuera sólo una escena y nada más.

-¿Entonces? Parece un maestro del suspenso. ¿Qué sintió? Dígalo…

-(Resopla) Sin embargo no fue así. Cuando el equipo me calzó la máscara y nos desafiamos "bueno, a vamos, vamos, sí, lo hacemos, ta, ta, ta, ta, ta”, en ese momento sentí, creo yo, la emoción más grande de toda esta historia. Porque se trata del momento en el que un tipito decide ir a probar a ver si el traje funciona o no bajo los copos de nieve contaminados. No lo sabe, trata de vencer el miedo, intenta tener el coraje necesario para no olvidar su temor y sin embargo mandarse. Yo traté de hacerlo así. Ojalá pueda haber alguna chance de que eso se transmita al espectador. Mi idea era meter al espectador adentro del traje y que estuviera ahí con la máscara puesta, porque la emoción que yo sentí fue muy importante. Y te lo aclaro ya que, como te conté, pasamos mucho tiempo dando vueltas alrededor de ella y cuando algo así sucede, como te comenté también recién, a veces uno le termina faltando el respeto a la herramienta, porque la tuvo muy entre manos, investigándola y demás. Te puedo asegurar que, sabiendo de su importancia para el personaje y la historia, cuando llegó ese momento, no hubo forma de que yo pudiera esquivar la emoción.

El Eternauta
Salvo junto a su ex mujer en la ficción, Elena (Carla Peterson) y Pablo (Aron Park), protegiéndose de la nieve, dentro de un auto.

-No hubiese sido lo mismo El Eternauta sin la pandemia que sufrimos de por medio, ¿verdad? ¿Cómo podría definirnos poéticamente, a lo Darin, tamaña historia inmersa en semejante paralelismo?

-Mis sensaciones son que se trata de historia áspera, precisamente porque nos enfrenta a una fuerza desconocida e inesperada, muy agresiva, muy hostil y que pone a prueba la dimensión humana de cada personaje en danza, porque la situación lo coloca en un punto de mucha presión, frente a un abismo en el que cada uno muestra de qué está hecho, cuál es su reacción, si es solidario o no. A pesar de que la historia de la Humanidad siempre arremete con hitos sorprendentes, a mí me parece que en estos días, justamente habiendo atravesado la pandemia, como vos bien decís, nos encontramos más habilitados a entender que todo lo que nos resulta fantasioso al extremo de pronto puede estar mucho más cerca de lo que nos imaginamos. Porque, claro, ¿¡quién iba a decirnos que nos mantendríamos aislados durante tanto tiempo, desinfectándonos al entrar en nuestras casas, sin conexión con la gente querida, tratando de encontrar la manera de reaccionar con sensibilidad para sobrevivir? Porque en definitiva es una historia que habla de eso, de la supervivencia... Y sí, tras aquella inesperada pandemia que arrancó allá en 2020, hoy, en pleno 2025, El Eternauta cuenta con todos los condimentos para encontrar en el camino a gente que va a abrazar y se va a sentir identificada de alguna manera con su historia y sus personajes.

Ricardo Darin para Revista GENTE
Sobre la calidad a nivel imagen, efectos y espectacularidad, Ricardo señala: "Por supuesto que nos hemos nutrido de avances tecnológicos de un lugar y otro -no seamos hipócritas en ese sentido-, pero no quita que yo quedé absolutamente asombrado cuando vi las pantallas con las que teníamos que trabajar, los elementos técnicos a nuestra disposición. Ese fue también otro momento de gran emoción, aunque sin máscara.".

“Todavía no salgo del asombro que me generó pisar al set de aquel hangar gigantesco (4.800 metros cuadrados) en el Polo Industrial de Ezeiza y encontrarme con diecisiete coches, uno encima del otro, un colectivo atravesado, todo nevado. Pararnos frente a semejante enorme muralla a inicios del rodaje fue el primer gran cachetazo que recibimos todos en relación a la escala de producción”, concede Darin describiendo una imagen que, luego escaneada y combinada en postproducción -modelo 3D y cromas mediante- y con el agregado de la fisonomía de Puente Saavedra, completaría una de las escenas icónicas del legendario relato que ahora cobra vida desde la plataforma audiovisual de Netflix. A ello hay que sumarle elementos y locaciones reales que por distintas razones técnicas contaron con su réplica idéntica en estudio, como, entre otros, varios vagones del Ferrocarril General Bartolomé Mitre, el living de la casa de Favalli (personaje interpretado por César Troncoso) y el departamento de Elena (la ex esposa de Juan Salvo, encarnada por Carla Peterson).

La imponencia de las imágenes, la música y el sonido. Se utilizaron 16 cámaras. El director de fotografía fue Gastón Girod; los directores de arte, Maria Battaglia y Julián Romera; la supervisión de post recayó en Ezequiel Rossi y la producción virtual y supervisión de efectos especiales, en Pablo Accame y Ignacio Pol. Respecto al diseño de sonido, estuvo a cargo de Martín Grignaschi; la edición quedó en manos de Alejandro Brodershon y Alejandro Parysow, y la música original fue compuesta por Federico Jusid.

-Usted siempre se rehusó a tentar suerte en Hollywood. Sin embargo, el producto final de El Eternauta parece extraído de allí. Es imposible no consultarle: ¿Por momentos se sintió en Hollywood?

-Sí, sí. O no, yo sentí que estaba en la Argentina y que en algunos casos acá se puede hacer igual o mejor que afuera, con el agravante de que nosotros le otorgamos una trascendencia a la espectacularidad que ellos, por dinámica y experiencia, ya han perdido. Es muy importante que quede claro este punto. Es decir, no lo hicimos en Hollywood, lo hicimos acá, con gente de acá. Por supuesto que nos hemos nutrido de avances tecnológicos de un lugar y otro -no seamos hipócritas en ese sentido-, pero no quita que yo quedé absolutamente asombrado cuando vi las pantallas con las que teníamos que trabajar, los elementos técnicos a nuestra disposición. Ese fue también otro momento de gran emoción, aunque sin máscara.

-¿Le surge el argentinismo a flor de pie y en el centro del corazón cuando ejerce este tipo de desafíos, Ricardo?

-No, no, no, no. Yo soy muy prudente con los nacionalismos. Históricamente los nacionalismos empujaron a mucha gente a algunas exageraciones. Soy profundamente argentino y amo mi país y a la gente de mi país (hablo en términos generales, por supuesto, porque hay gente que no me cae bien, como de cualquier otra nacionalidad), pero para serte sincero, prefiero ser prudente a la hora de hablar de nacionalismos.

Los actores César Troncoso y Ricardo Darín junto al director, Bruno Stagnaro. La línea de tiempo indica que el desarrollo y escritura de guiones se llevó a cabo entre 2020 y 2022; que la preproducción fue de enero a mayo de 2023; el rodaje, entre mayo y diciembre de 2023, y la postproducción y los efectos visuales se desarrollaron de junio de 2023 a marzo de este año.

-En 1972 se lo vio por primera vez en una pantalla cinematográfica encarnando al joven Miguel Norati -el mismo rol que interpretaba Arturo Puig de mayor-, en He nacido en la ribera, la cinta del director italiano Catrano Catrani... ¿Imaginaba que más de medio siglo después presentaría una serie que podría verse en un celular o en el mayor de los plasmas?

-¿Quién podía imaginar eso? ¿Quién podía imaginar nomás hace treinta años que nuestra vida, lamentable o afortunadamente, dependería tanto de un adminículo que llevamos encima, con el cual estamos comunicados no sólo con nuestra familia y nuestros amigos, sino con el mundo y que cada vez cobra más y más presencia en cada vida? Nunca se me cruzó por la cabeza. Yo vengo de una familia de actores que trabajaban en teatro, en cine, en radio, en televisión, hacían lo que podían y lo único que querían era estabilidad económica. Hablo de ver felices a mi papá (Ricardo) y mi mamá (Renée) cuando conseguían un trabajo y esa estabilidad, y tristes y angustiados cuando la perdían. Eso a mí, en lo personal, me invalidó la posibilidad de cualquier pretensión hollywoodesca. No había nada más importante que tener trabajo, y lo sigue siendo. Paradójicamente el punto frágil de nuestro oficio, de nuestra profesión, de nuestra vocación, es ése: hay tantas actrices, tantos actores, tantos artistas en general con verdadero talento y capacidades increíbles que no consiguen estabilidad y deben dedicarse a otra cosa, no sólo para sostener a su familia, sino para sostener su vocación, lo cual es un doble o triple trabajo. Pasan los años, pasan están las décadas y seguimos medio dando vueltas alrededor de las mismas cuestiones.

Ricardo Darin para Revista GENTE
"Mis hijos Clara y el Chino no vieron nada de la serie. Se vienen reservando el impacto y la emoción de la sorpresa, alineándose con el resto de los espectadores para descubrirla cuando se estrene. ¿Mi mujer Florencia? Ya es fan de El Eternauta", afirma Ricardo

“Actuar”, “actores”, “actrices”, “artistas”, “actuación”, derivados de una sola palabra que suelen brotar asiduamente y no por casualidad de la boca del caballero de los ojos celeste, la leve barba y el cabello gris que estudió en la Escuela Mariano Moreno de Wilde y que desde que a los diez años debutó en teatro junto a sus padres no concibió otra forma de vida, atesorando 36 programas, 54 intervenciones en cine y 15 obras, precedentes que lo han erigido en uno de los grandes intérpretes argentinos desde siempre. “Antes que actor soy un gran espectador de actores”, se define Darin de manera casi existencial cuando la entrevista empieza a transitar el sendero de la despedida, dándonos pie a terminarla como la comenzamos: conversando sobre El Eternauta.

Con Mora Fisz, quien encarna a Clara, la hija de Juan Salvo. Completan el elenco Andrea Pietra (Ana) y Orianna Cárdenas (Inga).

-A propósito de espectadores: ¿qué opinaron sus hijos y su esposa cuando vieron la serie?

-Bueno, el Chino (36) es no sólo mi hijo, es mi amigo, es mi socio en una productora (Kenya, junto a Fede Posternak), y tiene un poder y una capacidad de análisis profesional que yo nunca tuve. Me asombra en ese sentido. Pero al igual que Clara (31), todavía no vio nada de El Eternauta.

-¿Entonces cuando esta nota salga en GENTE, exactamente a las 4 AM del miércoles 30 de abril, horario y fecha internacionales en las que se conocerán los seis capítulos de la primera temporada de El Eternauta, ellos no habrán visto nada de la legendaria historieta argentina que finalmente cobra vida teniendo a su padre como protagonista?

-Tal cual. Se vienen reservando el impacto y la emoción de la sorpresa, alineándose con el resto de los espectadores. El Chino pertenece más al medio, pero a Clara, que tomó otro camino (es diseñadora), también ve mucho cine, muchas series, sabe bastante y es muy crítica, la tengo ahí, ahora como el referente a vencer.

Marcelo Subiotto (Lucas), Ariel Staltari (Omar), César Troncoso (Favalli) y Darin (Juan Salvo) antes de rodar una de las batallas contra la avanzada extraterrestre, cascarudos incluidos.

-¿Y Florencia (Bas, esposa de Ricardo desde hace 36 años)? ¿Qué hay de Flor?

-Flor es mucho más emocional. Está absolutamente enamorada de la serie. Es una fan más de El Eternauta. Vivió palmo a palmo el esfuerzo que debimos hacer y se siente muy contenta con eso. Alineada conmigo -como suele ocurrir, salvo honrosas excepciones (sonríe)-, ella fue un gran estímulo y una aliada incondicional cuando me veía volver agotado todos los días, algo que ocurrió a lo largo de ocho meses, de mayo a diciembre de 2023. En producciones como El Eternauta, donde llegás a tu casa cansado, te da para pegarte una ducha, comer algo e intentar ponerte al tanto de lo que te tocará al otro día, si necesitás estudiar algo y demás, no te queda mucho tiempo, porque a las 6:30 de la mañana debés estar arriba. Calculá que varias jornadas de trabajo fueron de doce y catorce horas. De tener que hacer eso solo, sin Flor, me hubiese costado el triple y tampoco yo sé cómo lo hubiera diagramado, porque ella estuvo siempre atenta a que perdiera la menor cantidad de tiempo posible, para poder hacer lo que tenía que hacer, pegarme la ducha, ir a descansar y al otro día estar arriba. En verdad (titubea)…

-¿En verdad?

-No sé si lo hubiera podido hacer El Eternauta sin Flor.

­-¿Es verdad también que hubo gente en la calle que le gritaba: "Ey, Darin, ¿cuándo estrenás El Astronauta?"

-El Astronauta, El Internauta, porque no terminan de decodificar o digerir bien el nombre y se les confunde el término (se tienta).

El Eternauta
Juan Salvo lidiando contra la nieve. Se utilizaron 410 toneladas de sal, de tres a cuatro toneladas de celulosa y 600 kilogramos de eco-snow. En cuanto a personas, participaron 2.900, entre elenco y extras, aparte de 400 integrantes del equipo de detrás de cámaras. Hubo 148 jornadas de rodaje. Ricardo Darin fue quien más días estuvo: 113. 
 

-Si ese “internauta” -que en aquella versión de GENTE jugaba entre el pasado y el presente- avanzara de cara al tiempo como en Volver al futuro, llevándolo a usted desde 1957, cuando nació, a los días que corren, y le consultara: "Ricardo Darin, ¿cuál es el balance de tu vida y qué asignaturas pendientes te quedan?"..., ¿qué le contestaría el caballero que tenemos acá, delante nuestro?

-Primero, no me caería bien que me pregunte todo ese tipo de cosas (bromea)… No lo sé, la verdad es que yo no soy amigo de hacer balances. Me cuesta, a lo mejor porque me considero melancólico por estructura, y entonces trato de ir poco hacia atrás. Me gusta estar en el aquí y ahora, en el presente. Asignaturas pendientes creo que todos tenemos; de una forma o de otra nos hemos quedado con alguna cosa guardada en la mochila que no pudimos desarrollar. A mí me hubiese gustado tener un poco más de proximidad con la música o la oportunidad de adquirir conocimiento de algún instrumento, eso sí me quedó medio en el tintero. También me hubiera gustado profundizar en ciertos deportes, sobre todo el tenis. Después, en términos personales, humanos, sería muy injusto de mi parte no estar satisfecho con la suerte que me ha tocado. Soy un privilegiado desde todo punto de vista, por haberme cruzado con la mujer que me crucé en esta vida, por tener la familia y los amigos que tengo y además por haber podido desarrollar mi vocación, mi oficio, mediante tantas oportunidades que se me presentaron, que es lo más difícil para los actores: tener chances. Pero bueno, no sé, al mismo tiempo no soy muy amigo de la palabra "satisfecho".

-¿Qué hay de ser abuelo? ¿Cómo ve la posibilidad?

–Bueno, me gustan mucho los chicos. Pasa que eso no depende de mí, está fuera de mi control. Así que trato de ser prudente también en ese sentido, ya que no quiero ponerle ningún tipo de presión a nadie.

Fotos: Mariano Landet, Sebastián Arpesella y Marcos Ludevid (Netflix)
Arte de portada: Darío Alvarellos

Video: Gentileza Netflix
Edición de video: Miranda Lucena
Agradecemos a Agustina Benvenuto (Netflix) y a Camila López (Edelman)

 
 

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