Ni el dolor la saca de eje. Amalia, la hija mayor de Máxima Zorreguieta, reapareció en escena después de haber sido intervenida quirúrgicamente y lo hizo como sólo una futura reina puede hacerlo: con un look pensado al milímetro. Con una sonrisa contenida, sentido de la moda y un cabestrillo que protegía su brazo inmovilizado, la heredera al trono se robó los flashes en un acto oficial junto a su padre, el rey Guillermo Alejandro.
Su regreso a la escena pública fue una verdadera clase magistral de estilo y resiliencia, y fue con motivo de la entrega del nuevo estandarte al Regimiento de Húsares que lleva su nombre. La espléndida aparición de la hermana de Alexia y Ariane en el Cuartel Príncipe Bernardo de Amersfoort mostró su fortaleza tras la fuerte caída que sufriera al montar a caballo.
Y lo hizo enfundada en un vestido floral en rojo vibrante, un tocado más que impecable –que intentó distraer las miradas del dispositivo ortopédico que se vio obligada a lucir, pero que luego se quitó– y la actitud de quien sabe muy bien que el poder se construye y también se lleva en los detalles.
Las claves del regreso fashionista de Amalia de Holanda tras más de una semana de reposo
Con una silueta etérea, mangas largas y escote en V, el vestido elegido para tan importante ocasión fue estratégico. Intentaba llevar el cabestrillo con naturalidad y resignificando la lesión como parte del estilismo. Tanto es así que el cabestrillo fue azul, un color contrastante con la calidez del vestido… ¿rojo contra la envidia?. Una idea que, como los pensadísimos looks de su madre, domina a la perfección el lenguaje de lo simbólico.

Con un maquillaje sutil pero glowy, labios nude, joyería austera y melena con ondas suaves y torzadas laterales, la princesa mostró templanza, pero también estilo. Habitar lo royal es tener muy en claro cómo funciona la narrativa visual. Aún más en este momento de recuperación que iba a ser diseccionada hasta el mínimo detalle.
Por eso el golpe de efecto lo dio con unos stilettos altísimos y en rojo furioso (y con clutch y guantes en borgoña) firmados por Gianvito Rossi: ninguna convaleciente podría darse el lujo de relucir una vitalidad tan empoderada. Y si sintió dolor, claramente lo supo ocultar como una reina.

Qué proyectó la imagen de Amalia de Holanda con un look de ensueño pero su brazo inmovilizado
La hija mayor de Máxima dejó atrás el reposo para reaparecer de la mano de Natan, la firma belga y favorita de su madre. Y lo hizo con un diseño infalible de estampado floral que ya había lucido con anterioridad.
Como era de esperarse, su apuesta a la reutilización de prendas fue uno de los motivos por los que las expertas en moda celebraron su elección. Ligero, de caída vaporosa, con mangas translúcidas y abullonadas, y “perfecto para el verano”, el vestido fue celebrado de modo unánime por los medios especializados de Europa.

Que haya evidenciado su recuperación en lugar de ocultarla y el escultórico tocado en nude con el que le rindió tributo al estilo de su madre añadieron más capas de storytelling al elogiado estilismo con el que Amalia desplegó femineidad y coronó un look con aire couture. Lo que también puede leerse como una renovación estética y actitudinal. Más fuerte que nunca, sus prendas comunicaron lo que no es necesario decir: “Está todo bajo control”.
Entre la neutralidad aristocrática del nude y la determinación del rojo, además envió un mensaje de calma y de sanación: la cicatrización sigue su curso y los medios ya no tienen más con qué especular. Su agenda oficial fue retomada, su recuperación ya no es un secreto a voces y, como dice el dicho, “caer está permitido, levantarse es obligatorio".

El accidente que puso en jaque a Amalia y la reacción de Máxima
El 10 de junio, Amalia sufrió una caída durante una actividad ecuestre que derivó en la fractura/dislocación de su hombro. La casa real holandesa lo confirmó oficialmente: se había roto la parte superior del brazo y debía ser sometida de urgencia a una intervención quirúrgica en el UMC de Utrech.
En medio del tenso momento y visiblemente preocupada, Máxima interrumpió un acto en La Haya al recibir la noticia y, como “buena mamá gallina” –como remarcan los expertos en realeza–, se retiró para estar cerca de su hija. Porque no hay protocolo que valga: para la reina de Países Bajos lo primero es la familia.