Detrás del apodo de "La Tora", como todos la llaman hoy y que hace alusión a la fuerza con la que enfrenta la vida, está Lucila Villar, quien se define como una mujer hogareña y terrenal. A diario está al frente del streaming de Gran Hermano, conectada a más de 200 mil personas en vivo por jornada, pero confiesa que cuando se apagan las cámaras encuentra su verdadera esencia.
"Me gusta estar desmaquillada con música o escuchando a Dante Gebel en silencio. Siento que estoy tanto con cámaras y con cucarachas en el oído que el silencio para mí es necesario. Soy súper sensible, disfruto mucho cocinar o levantarme con un mate", dice mientras se prepara para protagonizar una camaleónica producción de fotos para GENTE, fiel a su personalidad y con un tema de Ca7riel y Paco Amoroso de fondo que se anima a cantar.
A sus 30 años se siente orgullosa de su historia de vida, y aunque pasó por momentos duros en su niñez y tuvo que guardar por años el dolor más profundo, asegura: "Si cambio algo de todo eso, no sería quien soy hoy". Lo dice muy segura de los pasos que ha dado desde que creció en Berazategui hasta todo su camino para ocupar el rol que tiene hoy en Telefe, la señal más vista del país, pero también para ver reflejada en el espejo a una mujer que trata de ser la mejor versión de sí misma a diario: con terapia, coaching, mucha introspección y el amor de sus seres queridos, que son su cable a tierra.

En Instagram tiene cerca de un millón y medio de seguidores y en TikTok supera los 940 mil. Muchos de esos fanáticos le envían audios cada noche a su programa "GHxTora" cantándole lo que se convirtió en su himno: "Tora, Tora, Tora, Tora, Tora...". Hay quienes la llaman "la reina del streaming", porque ha logrado mantener los números del vivo durante dos temporadas consecutivas.
Ahora también está en Luzu TV como uno de los nuevos rostros de Algo va a picar, junto a Vicky Garabal y Marcos Giles, todos los martes y jueves de 16.30 a 18.30, donde muestra una faceta mucho más descontracturada y divertida.
-¿Estás viviendo un gran momento profesional, ¿sos consciente de eso?
-Sí, soy muy agradecida. Soy consciente de que estoy en un lugar donde a muchas personas les gustaría estar, donde estoy yo, donde sigo creciendo, donde me ayudan a crecer. Y la verdad que es súper lindo. Me pone feliz.
-Pasaron un par de años desde que pasaste por la casa de Gran Hermano. ¿Cómo lograste mantenerte en los medios?
-Creo que lo que más me ayudó fue escuchar, no creer que me las sé todas y escuchar. En Telefe me aconsejaron mucho, me decían que no me caliente porque el que se enoja pierde, que nada es personal. Y capaz que yo quería salir a responder y responder a lo Tora y mandar a todos a la con... de su madre (risas), ustedes pongan el "piii". Entonces en esos momentos los tenía a ellos diciéndome. "Por favor, no respondas, eso no te va a servir". Ahí aprendí a contar hasta mil, hasta cien, lo que sea y no respondía.

-¿Te sirvió ese consejo?
-Re. Entendí que también eso fue lo que me ayudó a mantenerme hoy, a que las marcas me elijan, a no estar en medio de tanto conflicto, a no ser parte de todo lo mediático. Que si bien podría ser mi zona de confort hoy no la elijo, porque elijo el camino de la conducción.
La vida de Lucila antes de "Gran Hermano" y su exigente rutina diaria
-Estás prácticamente todo el día haciendo stream. ¿Cómo hacés para mantener esa rutina?
-Siempre fui de laburar mucho, desde que soy muy chica. Desde que tengo 16 años tengo el recuerdo de laburar realmente todo el día. Y si no me alcanzaba la guita me ponía otro laburo y de lo que sea. Para conseguir lo que yo quería laburaba más.
¿De qué trabajabas antes de entrar a Gran Hermano?
-Trabajaba en comercio, vendía ropa, después también era vendedora de carteras. Tenía mi emprendimiento de mates, de yerbas, también vendí boxers y el último trabajo fue con mi doctora en el área de ventas también. Realmente vendí de todo y vendía re bien (risas).

-Hasta que entraste al reality y llegó el streaming a tu vida.
-Cuando me ofrecieron hacer streaming en Telefe y DGO eran todos proyectos que me gustaban y que hoy disfruto hacer. Pero también tuve otras propuestas cuando recién salía de la casa a las que dije que no. Capaz que todo el mundo las agarraba y yo no. De otros canales de streaming y de otras marcas. Supe escuchar en ese sentido y elegir que sí y que no.
-En Telefe estás en vivo hasta la medianoche, ¿cómo hacés para bajar un cambio cuando llegás a casa?
-Me acuesto a las 3 de la mañana más o menos. Llego a casa, como, o a veces ceno antes. Otras veces entreno a la madrugada porque es cuando tengo más pilas y me ayuda a drenar. Después me pegó un baño y a dormir. Trato de hacer respiraciones, meditar con auriculares y... ¡eso sí! Trato de no usar tanto el celular para conseguir el sueño. Ahora que no estaré más en DGO, seguramente empiece a entrenar al mediodía.
-¿Lográs dormir las 8 horas?
- A veces sí, a veces no. Depende del día. Si capaz tengo mucho laburo como ahora que está Gran Hermano, bueno, no. Se dormirá después.

Los "no negociable" de La Tora
-Hay unos "no negociables" en tu rutina, que es hacer terapia y entrenar.
-Sí.
-¿Cuántas veces a la semana hacés terapia?
-Una vez por semana tengo psicólogo, una vez coaching y trato de entrenar 3 veces por semana. Hoy, por ejemplo, tuve psicólogo y entrené. Mañana tengo coaching.
- ¿El coaching en qué se diferencia de la terapia?
- El coaching es más para el día a día. Capaz que no sé cómo resolver una situación o cómo manejarme o cómo expresarme ante la cámara, que es lo que hoy tengo adelante todo el día. Entonces, me ayudan a manejar esas emociones, mantener el equilibrio, a cómo actuar, a entender por qué me hace enojar esa persona o esa situación, qué estoy viendo reflejado en mí, qué no sané, y bueno, un montón de cosas.
-¿En algún momento desconectás por completo?
-Ahora que estamos en pleno Gran Hermano no tanto, no paro. Pero me re gusta. No es algo que sufro, al contrario, lo re disfrutó. Me gusta mucho mi trabajo y me gusta mucho el reality. Me gusta ver cómo la gente también tiene pasiones y me doy cuenta que Gran Hermano mueve pasiones.

-¿Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo?
-No voy a mentir. Es muy difícil realmente el laburo, estar atenta a la reacción en la gala donde tenés 300 mil personas que te están mirando y a la vez tenés un chat activo en las pantallas con 4 chats de todas las plataformas, DGO, Telegram, YouTube y Twitch. Obviamente hay un montón de hate, pero también un montón de amor, pero el programa mueve muchas pasiones. Y lo disfruto mucho.
"Volver a las raíces": el lema para mantener los pies en la tierra rodeada de su gente
Lucila "La Tora" Villar se presentó en la edición de Gran Hermano 2022 con un personaje que le hacía honor a su apodo. Rebelde, confrontativa y sin filtro a la hora de opinar o responderle al otro.
Duró aproximadamente un mes dentro de la casa y fue eliminada por decisión del público en un versus con Juliana, siendo la quinta participante en despedirse del reality. Pero volvió en un repechaje y pudo mostrar mucho más de su personalidad.
-¿Cuál es la fórmula para no creértela, estando en el lugar que hoy tenés en Telefe y en Gran Hermano?
-Considero que soy la misma, me sigo rodeando de mi misma gente, siempre vuelvo a las raíces. Realmente no tengo amigos nuevos. Mis únicos amigos nuevos son Mora, Fede y Cata. Me manejo con mi gente, con mi familia y trato de no tener tanto "chiche".
-¿En qué sentido?
-De no mostrar en redes sociales si me compro algo, si tengo más tecnología que otras personas o menos, si me fui a un boliche y tengo 20 botellas de champán de las mejores marcas. No conecto en nada con eso. O esto de hacer un "house tour" por la casa para mostrar todos los lujos, no. Porque yo siempre me rompí el cul* laburando. Y eso también creo que es lo que me hace mantenerme. Si me compré algo o no, es por mi esfuerzo, por mi laburo, pero no me hace falta chapear.

-Por lo que contás, tu cable a tierra son tus amigos de siempre y tu familia, pero no los mostrás mucho en tus redes, ¿te lo pidieron?
-Ellos ya se expusieron mucho cuando fue mi Gran Hermano (risas). Con mis amigos hoy nos juntamos y se divierten mucho, pero hubo un momento en la casa donde decían: "Ay, ¿qué dijo Lucila? ¿Por qué es tendencia de nuevo?". O esas cosas por las que querían ser los primeros en salir a defenderme.
-Te cuentan todo lo que leen me imagino.
-Sí. Capaz que estoy de repente en X y veo el comentario de alguna amiga que sale a responder el hate. Me defienden a capa y espada. Para ellos, soy lo mejor que hay y puedo contar todo sin filtro, y sin pensar que después me van a cagar o van a vender la información, o le van a contar a alguien. Cero. Estoy segura que estoy rodeada de la mejor gente.
-¿Para ellos sos Lucila o La Tora?
-Lucila obvio. Cuando me dicen Tora me enojo (risas). Lo hacen pocas veces igual.

-¿Y tus papás cómo viven todo lo que te pasó después de la casa?
-Con un orgullo tremendo. A todo lugar a donde van, muestran con orgullo: "Esta es mi hija". "La Tora es mi hija". Están felices y es una locura. Esas cosas son las que realmente me emocionan, que a mí quizás me dan vergüenza al momento, pero verlos a ellos orgullosos de mí es muy lindo (se emociona).
La dura historia de abuso cuando tenía apenas 9 años
-Muchas fanáticas se identifican con vos por verte con un perfil de mujer empoderada, fuerte, que va al frente. ¿Qué sentís con eso?
-No sé si lo tomo como una responsabilidad, pero sí como ¡wow! ¡Qué poder que a veces tiene el contar tu historia! Me refiero a que a través de lo que yo cuento muchas chicas puedan ser también sanadas o liberadas. Creo que también me pasa un poco a mí cuando me gusta una referente, como Lali, que es una mina que nadie le va a pasar por encima, ni el presidente. No importa el poder que tenga la persona, ella no se va a callar.
-¿Es tu caso también?
-Creo que eso es lo que quizás las mujeres ven en mí, esa resiliencia. De pasar de ser una de las más hateadas en Gran Hermano a laburar hoy donde laburo y ser querida, y lo que crecí en general en todos los ámbitos de mi vida. Contar también la historia de mi abuso, que por eso muchas pibas me mandan mensajes por privado contándome lo que también pasaron. Mi tema con la ansiedad y cómo lo supero... temas que son personales y reales.

-Eras muy chica cuando fuiste víctima de abuso, tenías apenas 9 años ¿Cómo fue para vos continuar con tu niñez "normal" después de eso?
-No sé. Creo que después de eso nada llega ya a ser normal. Te roban la ternura, la inocencia, todo. Ya nada es normal. Vivía básicamente. Cuando me pasó lo intenté contar, pero en ese momento era imposible que esa persona a mí me tocara o creer que pudiera hacerlo, porque había un vínculo muy cercano. Lo conté y me dijeron: "Habrá sido jugando" y la cabeza de esa persona no reaccionó. Nunca más hablé del tema.
-Y decidiste callarlo y vivir con eso hasta tus 24 años.
-Después de ese momento yo tenía actitudes de rebelde, que si prestaban atención se podían llegar a dar cuenta que algo pasaba. Desde llevarme materias en el colegio, fumar cigarrillo a los 13 años, salir de noche a los 15, de tener un novio que estaba en las drogas... creo que hubo muchos indicios en los que yo estaba de alguna manera pidiendo ayuda. Pero hoy no los culpo (a su familia), sé que en ese momento sí estaba más enojada, pero ahora entiendo que hicieron lo mejor que pudieron.
Cómo logró salir del mundo de "excesos" en el que estaba sumergida y cuál fue el momento más oscuro
-¿Esos excesos de los que hablás era una forma de escapar de lo que te estaba ocurriendo?
-Era un autocastigo más que escapar. No se escapa tanto de esas situaciones. Es más un autocastigo. Lo mismo de tener sexo con quien quería porque sentía que los usaba como lo hicieron conmigo. O agarrarme a las piñas. Esas cosas por las que algunos me dicen: "¿No te da vergüenza contarlo?", y la verdad es que no, porque es parte de mi vida y de mi historia. Es lo que soy.

-¿Y cómo lograste dejar ese mundo?
-Siento que tuvo mucho que ver la base que me dieron mis padres, la educación. Porque siempre supe que había un límite. Si bien he probado drogas y demás, nunca me metí fuerte con ninguna porque sabía que estaban mis padres. Todas las cosas malas que podía llegar a hacerme, tenían un límite y ese límite era pensar en mi mamá.
-¿Cuál fue el momento más oscuro que atravesaste?
-Lo que más recuerdo es una mañana que me desperté después de una noche de fiesta sin ganas de nada. Sin emoción alguna, más que tristeza y no sabía si quería seguir viviendo o no. Llamé a mi mejor amiga y fue quien me contuvo y acompañó en ese momento.

-Muchas veces la gente, desde la ignorancia, señala a la víctima de abuso preguntando: "¿Por qué tardó tanto en hablar?". Y quiero que sea algo que respondas vos.
-Son muchas cosas. Siempre hablo desde lo personal. Por un lado sentís que vos lo buscaste, que fue tu culpa ¿entendés? También cuando se trata de un familiar, pensás en cómo puede afectar eso a todos. Pensás: "Che, si lo cuento se va a pudrir todo". También esa persona te puede manipular con cosas como: "No digas nada porque me matan". Entonces vos de chiquito creés que en verdad lo van a matar. Particularmente yo decidí no contarlo durante tantos años para no hacerle mal a otras personas que quería.
-¿Sentís que pudiste sanar y perdonar?
-Sí. Obviamente quedan después alertas o vulnerabilidades, un montón de cosas. La otra vez por ejemplo, fui a la cancha y vino un tipo medio borracho y quiso agarrar a una chica y le dije: "No la agarres. No la tenés ni que tocar". Entonces siento que me quedaron esas alertas, ese instinto de salir a defender a otras mujeres también.
- ¿Creés que lo que te sucedió afectó la forma en la que hoy te relacionás sentimentalmente?
-¿Con los hombres? Sí, eso sí. Soy mucho más "Tora". Tienen que pasar por muchos filtros antes de realmente llegar a ganarse mi confianza. Trato de ser muy cuidadosa con mi vida personal, con la privada. De mostrar solo lo que yo quiero mostrar. Porque también si vos abrís muchos abanicos, te entran tiros por todos lados. Entonces prefiero mostrar la parte profesional, la divertida. Después obvio que en lo privado y lo personal hay cosas que me encantaría mostrar, pero prefiero mantenerlas así.

De su ansiedad social al fuerte vínculo con Dios: "Él me salvó"
-¿Qué le dirías a la Lucila de cuando era chica que estaba transitando ese momento difícil al ver todo lo que has logrado?
-Que siga así, porque si le digo que cambie algo capaz que no sería lo que soy hoy. Hace poco me preguntaron si cambiaría algo de mi vida o de mi historia, y la verdad es que no, nada. Ni el abuso, porque sino no tendría el caracter que tengo ante la vida.
-Todos los días estás conectada y hablándole a miles de personas, pero has contado que sufrís de ansiedad social, ¿cómo llevás esto?
-Es más hablando en un contexto personal o privado. Es decir, me cuesta mucho salir al mundo de entrecasa o relajada. No por una cuestión de maquillaje ni nada, sino una cuestión de actitud corporal, de cómo me siento. Me siento mucho más vulnerable. En la cámara, cuando estoy trabajando sé lo que tengo que hacer, sé cuál es mi laburo. Voy a la cancha, voy a eventos y ahí no pasa nada. Pero si es para disfrute ahí si me cuesta más. No lo llego a disfrutar.

-Y cuando te llegan esos ataques de pánico ¿cómo los controlás?
-No hay mucha vuelta. Hablo con Dios.
-¿Cómo es tu vínculo con Dios?
-Mi relación con Dios es de todos los días. Hablo con él siempre, en todo momento. Durante el día, antes de hacer notas, antes de dormir. Realmente TODO el día, y le agradezco todo, todo el tiempo, lo bueno y lo malo. Sé que el propósito que tiene para mí es grande. No es lo mismo ser creyente que religioso, lo que tengo con Dios es una comunión. Dios me salvó, por eso siempre trato de dar mi testimonio, y tarde o temprano todos van a él .

-Tu apodo de 'La Tora' viene por esto que hablábamos de tener una actitud fuerte y capaz te cuesta mostrarte vulnerable. En el streaming, por ejemplo, usas lentes oscuros para que no te vean cuando llorás...
-Sí. Mis gafas de invisibilidad. Son como una "coraza" porque siento que así no me ven (risas), pero realmente me emociono bastante, soy muy empática con todo. Trato de ponerme en los pies o zapatos de la otra persona, de involucrarme con sus historias.
-¿Con qué soñás ahora?
-Mi meta es llegar a conducir un programa en la televisión abierta. Soy bastante consciente de que tengo que arrancar de menos a más, como siempre dice mi amigo Poggi, pero me encantaría hacer un programa de entretenimiento y después el día de mañana, en un par de años me vas a volver a hacer la nota y te voy a decir: "¿No te acordás lo que te dije?" (risas).
Fotos: Martina Cretella.
Videos: Candela Petech. Retoque: Gustavo Ramírez.
Producción: Jazmín Ochoa.
Estilismo: Lucho Castelli Donnet.
Make up: Martu Pita.
Pelo: Damián Hair Malambo.
Booker: Seba Cruz Centeno.
Prendas: @mintbuenosaires @breeders_furs @artemisatelier
Calzado: @carmensteffensargentina
Accesorios: @satoracompany