Hay sabores que abrigan, y hay recetas que siempre salen bien. Maru Botana lo sabe: su cocina es sinónimo de hogar, dulzura y recetas infalibles. Esta vez, la reconocida cocinera compartió en sus redes sociales la preparación de una carrot cake perfecta: húmeda, especiada, cargada de sabor y con un frosting que es pura tentación.

La torta, ideal para cualquier merienda o celebración, combina el dulzor natural de la zanahoria rallada con la textura crujiente de las nueces pecan, el perfume de las especias y un topping cremoso y suave que la eleva a otro nivel.
“Guardala porque esta receta es un clásico. Rica, rendidora, ¡y siempre sale bien!”, asegura Maru en su reel de Instagram, donde la prepara paso a paso con esa energía que la caracteriza.
La base de esta torta es simple, pero poderosa: seis huevos bien frescos se baten con azúcar rubia hasta alcanzar el punto letra -tal y como lo indica la chef pastelera- cuando la mezcla queda esponjosa, clara y con cuerpo. En ese momento, se incorpora en forma de hilo el aceite de girasol, que le da una humedad espectacular al bizcochuelo.

Después llega el turno de la zanahoria rallada, la gran protagonista, que se integra a la mezcla y le aporta textura, dulzura natural y ese color anaranjado tan tentador. Aparte, se tamizan los ingredientes secos: harina 0000, polvo de hornear, canela y jengibre en polvo, una combinación que perfuma toda la cocina apenas se une con los ingredientes húmedos.
Una vez integrada esa mezcla, se suman las nueces pecan picadas, que aportan un contraste crocante irresistible. También se pueden agregar pasas de uva, aunque eso es totalmente opcional: si te gustan, le van bárbaro; si no, la torta igual queda perfecta.

La preparación se vuelca en un molde de 28 cm de diámetro, previamente enmantecado, y se lleva al horno a 170 grados. El tiempo estimado de cocción es de unos 50 minutos, pero como siempre, la clave es pinchar el centro con un palillo y verificar que salga limpio.
Una vez que la carrot cake está cocida y enfriada, llega el momento más tentador: el frosting. Para prepararlo, se mezcla queso crema con azúcar impalpable y se le incorpora crema batida a medio punto. El resultado es una cobertura suave, aireada y fresca, que se unta con cuchara o espátula y combina de maravilla con los sabores especiados del bizcochuelo.

Esta torta tiene todo: es sabrosa, húmeda, fácil de hacer, y además, rinde mucho. Es perfecta para esos días frescos donde queremos algo casero y dulce para acompañar el té o el mate. El toque de canela y jengibre le da un perfume especial, y el queso crema en el frosting le suma esa nota ácida y suave que corta el dulzor justo a tiempo.
Además, es una torta que se conserva bien por varios días en la heladera, y hasta mejora con el paso del tiempo. Si sos fan de la pastelería casera y querés sumar un hit a tu recetario, la carrot cake de Maru Botana es una gran opción.