Alberto y Charlene de Mónaco, más lejos que nunca: las vacaciones en solitario que reavivan los rumores de separación – GENTE Online
 

Alberto y Charlene de Mónaco, más lejos que nunca: las vacaciones en solitario que reavivan los rumores de separación

Albertp y Charlene de Mónaco cada vez más alejados: pasaron las vacaciones de verano separados
La prensa especializada sospecha que, con un contrato de por medio, la royal estaría recibiendo dinero para ocupar protocolarmente el rol de la esposa del príncipe de Mónaco. 

Tras haber cumplido 12 años de matrimonio, el príncipe Alberto y la princesa Charlene de Mónaco continúan generando titulares en torno a su situación. Es que, a pesar de que la exolimpista ya retomó su actividad oficial prácticamente por completo, lo cierto es que no se la ha visto desde que los Grimaldi iniciaron sus tradicionales vacaciones de verano en el Mediterráneo.

A partir ahí, crecieron las especulaciones acerca de una crisis en la pareja real. Si bien, como ocurre con otras familias reales, no hay información oficial sobre las vacaciones de los príncipes, la cuenta oficial de Instagram del principado de Mónaco mostró a Alberto en actividades en solitario.

Se vio al príncipe en el 10º Energy Boat Challenge de Mónaco: un evento de lanchas a motor único en el mundo que se llevó a cabo en las aguas monegascas y que apunta a un futuro sostenible gracias a las energías alternativas.

Alberto de Mónaco en el 10º Energy Boat Challenge de Mónaco.

El misterio sobre el paradero de Charlene de Mónaco

Mientras otros miembros de la familia Grimaldi disfrutan de los encantos del Mediterráneo, como es el caso de Charlotte Casiraghi o de Carolina de Mónaco, a quien suele verse de manera bastante habitual a bordo del Pacha III (su barco) rodeada de sus hijos y sus nietos, el paradero de Charlene es un misterio.

De momento no hay noticias del soberano y su familia, que suelen aprovechar parte del verano para instalarse en la propiedad de Roc Agel, o hacer alguna escapada. Sin embargo, según trascendió, se espera que el príncipe inicie sus vacaciones en compañía de sus hijos menores, los príncipes Jacques y Gabriella, pero sin la princesa Charlene. 

Estas afirmaciones han reavivado las alarmas sobre una situación compleja que va más allá de una crisis eventual de pareja, y realza la posibilidad de que realmente Charlene de Mónaco esté recibiendo dinero para ocupar protocolarmente el rol de la esposa del príncipe de Mónaco, pero con un contrato de por medio.

Imagen de archivo: Charlene y Alberto de Mónaco.

Alberto y Charlene no es la primera vez que pasan vacaciones separados 

No es la primera vez que Alberto y Charlene de Mónaco pasan las vacaciones por separado, pero lo cierto es que, tras unos meses complicados por la situación de la princesa, esta realidad aviva los rumores de distanciamiento.

Pese a los esfuerzos de ambos por mostrarse como "una familia feliz", los rumores de crisis no paran de perseguirlos. No sólo se habla de vacaciones por separado: incluso, según se ha hecho eco la prensa británica, han compartido viajes en camas separadas.

Imagen de archivo: Una de las primeras vacaciones que la pareja supo realizar como matrimonio.

La historia de amor de Alberto II y Charlene Wittstock

Alberto de Mónaco conoció a Charlene en una piscina en el 2000. Ella era una famosa nadadora olímpica de Sudáfrica. Sin embargo, no fue hasta seis años después que volvieron a encontrarse en los juegos olímpicos de invierno y decidieron darse una oportunidad como pareja.

Si bien al principio todo parecía amor y alegría, las cosas no fueron fáciles con "el príncipe mujeriego". Un apodo que se ganó gracias a sus múltiples infidelidades y aventuras que, de hecho, le dejaron como saldo dos hijos extramatrimoniales.

Imagen de archivo: la boda de Alberto y Charlene de Mónaco, 12 años atrás.

Salir con Alberto II era aceptar una vida para nada monogámica. Sin embargo, la exdeportista siguió adelante sin saber que la "maldición de los Grimaldi" arruinaría su vida, señalan los expertos en la Corona de Mónaco.

Tras cuatro años de noviazgo, Carlos le propuso matrimonio a la reconocida olimpista. Ella, emocionada, aceptó la unión. Sin embargo, se rumoreaba que todo era un plan de la casa real de Mónaco y que la misión de Charlene sólo era gestar los futuros herederos.

Según especifican los expertos en realeza, la familia real sabía que las demás mujeres que Alberto frecuentaba no eran aptas para sostener la Corona de Mónaco. En cambio, Charlene era una respetada deportista; por ende, terminaron impulsando a que la relación entre ambos siguiera y se fortaleciese.

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