Alberto Cormillot y Estefanía Pasquini decidieron tomarse quince días de vacaciones después de un 2024 muy intenso. Además de haber estado al aire en Cuestión de peso y de seguir con el trabajo de campo en la clínica, la pareja vivió momentos duros.
La muerte de la niñera de Emilio, la enfermedad del padre de Estefi y una enemistad que trascendió después de unos dichos de Reneé Cormillot, la segunda hija del doctor con su primera mujer, fueron algunas de las circunstancias que atravesaron los Cormillot.
No sólo eso, Alberto estuvo internado en dos oportunidades: una por una fractura y otra por un susto a raíz de un moretón a fin de año.
Lejos de ver el vaso medio vacío, Cormillot y Estefi se concentran en Emilio, su hijo de tres años, que crece a pasos agigantados. Cada uno de los hitos que va alcanzado los emociona día a día. Desde el país maya, Estefi habla con Revista GENTE y cuenta cómo están pasando estas jornadas de descanso en familia.
"Descansar no pudimos ni un minuto. Estamos jugando todo el tiempo con Emilio, comemos en familia todas las comidas juntos, algo que en casa es imposible por el trabajo", cuenta. Aunque aclara que igual un "rato" se acercan a ciertas cuestiones laborales. "No podemos desconectar nosotros", dice y cuenta que Emilio pasea por el hotel, se escapa, se mete en restaurantes, se sienta y quiere comer.
"Es como: `Emilio, otra vez...´ y es ver dónde se metió. Está hecho un terremoto. Nos cuesta más este año tenerlo bajo la mira", dice Pasquini.
La pareja disfruta de las playas y de los días de calor pero no es muy amiga del picante, una de las características de la comida mexicana. "Ayer me quedé sin comer. Me fui a buscar una pizza, se nos complicó con el picante... El chiquito es a único que le entra a todo", cuenta la nutricionista.
Además revela una de las anécdotas más divertidas: la hazaña de Cormillot bajando de un tobogán de agua. "Emilio y yo bajamos lo más bien porque ambos somos mínimos, pero Alberto se retrasaba, porque es alto y grandote y lo tuvimos que esperar porque no se deslizaba", detalla. Y revela otro de los momentos más divertidos del viaje: la búsqueda de un pañal para Emilio.
Si bien ya no usa más pañales, en algunas oportunidades todavía los necesita. Días atrás, tuvieron un accidente en el shopping.
"Emilio se hizo caca y no había pañales de su tamaño. Él lloraba para que lo cambiáramos pero no teníamos nada. Después encontramos pañales y quería los de Elsa, de Frozen, y el tamaño no era. Las nenas son más chiquitas que los nenes y además era para menos peso. Entonces Alberto me dijo: `Compremos lo que quiera y limpiémoslo... Qué importa si le va a o no`", detalla Pasquini entre risas.
Además cuenta que una de las situaciones recurrentes en el viaje tiene que ver con la diferencia de edad con su marido (él tiene 86 y ella, 39).
"Nos pasa que a cada lugar al que vamos nos miran como diciendo:`Qué rara esta pareja´. Como que se quedan y empiezan a hacer números. `Son tres, nada más... y no falta nadie´. Tratan de sacarnos cuál es el parentesco, y nosotros nos divertimos y empezamos a hacer asociaciones: `Claro, ella tiene un nene y se lo enganchó a él y él lo cuida y ella aprovecha para dormir´; `Enganchó a alguien que le cuida al hijo´. Nos divertimos con esas cosas, porque nos damos cuenta de que no entienden cuál es la relación", dice.
De fondo se escucha la vocecita de Emilio: él también quiere hablar.
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Fotos: Gentileza de Estefanía Pasquini.