Entre el trabajo, las obligaciones y la vida cotidiana, encontrar tiempo para limpiar la casa puede parecer imposible. Sin embargo, los expertos en organización coinciden: no hace falta dedicar largas horas para mantener un hogar ordenado. Con una rutina diaria de apenas 15 minutos, enfocada en las tareas clave, se puede lograr un ambiente limpio y armonioso durante toda la semana.
El secreto está en la constancia y la estrategia. En lugar de intentar limpiar todo de una vez, lo ideal es distribuir las tareas y convertirlas en hábitos. El primer paso es elegir un momento fijo del día —por la mañana antes de salir o al final del día— para dedicar esos 15 minutos sin interrupciones. La repetición crea disciplina y evita que el desorden se acumule.
1. Hacer la cama y ventilar los ambientes (3 minutos).
Comenzar por la habitación da sensación de orden inmediato. Abrir las ventanas unos minutos renueva el aire y ayuda a reducir la humedad. Una cama tendida cambia por completo la percepción del espacio, incluso si el resto no está perfecto.
2. Guardar lo que esté fuera de lugar (4 minutos).
El método “un objeto, un lugar” es infalible: cada cosa debe tener su espacio asignado. Guardar la ropa, acomodar papeles o despejar la mesada de la cocina evita el efecto visual del desorden.
3. Limpiar superficies clave (4 minutos).
Pasar un paño húmedo con desinfectante sobre las superficies más utilizadas —mesada, mesa, bacha del baño— elimina suciedad y bacterias en segundos. Los expertos recomiendan tener siempre un spray multiuso a mano y trapos de microfibra reutilizables.
4. Barrido rápido o aspiradora (4 minutos).
No hace falta hacer una limpieza profunda todos los días, pero sí remover polvo, migas o pelos de las zonas más transitadas. Si hay poco tiempo, enfocarse en la cocina, el living y el baño es suficiente.
Otro truco útil es aplicar la regla de los “dos minutos”: si una tarea lleva menos de ese tiempo (guardar los platos, colgar una prenda, limpiar el espejo), hacela en el momento. Evita que se acumule trabajo para más tarde.
El fin de semana se puede aprovechar para una limpieza más profunda: cambiar sábanas, aspirar sofás, lavar pisos o limpiar vidrios. Pero mantener la rutina diaria hará que esas tareas sean mucho más livianas.
Tener una casa limpia y ordenada no depende del tiempo libre, sino de la organización. Dedicando solo unos minutos por día, no solo se mantiene el hogar en equilibrio, sino también la mente: los estudios demuestran que el orden visual reduce el estrés y mejora la concentración. Y, lo mejor de todo, permite disfrutar de un espacio que se siente más propio y acogedor.
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